«Alternativas naturales a la quimioterapia», anuncian en la portada de la revista femenina Mia con motivo del Día Mundial contra el Cáncer de Mama, que se celebra hoy. En el interior, en dos páginas, se presenta una guía de «métodos alternativos a la quimioterapia que luchan contra los tumores sin provocar sus efectos secundarios». Se refiere, obviamente, a acupuntura, reiki, homeopatía, moxibustión y otras prácticas que nunca han demostrado efectividad alguna.
Después de decir que la quimioterapia tiene «demasiados efectos secundarios», la autora del reportaje saca a colación los resultados del proyecto MINDACT, de la Organización Europea para la Investigación y el Tratamiento del Cáncer. En esa investigación han participado más de 6.600 mujeres y, según un adelanto de los resultados -los definitivos se conocerán pronto-, en las fases tempranas del cáncer de mama podría evitarse la quimioterapia en entre un 10 % y un 20 % de los casos. La reportera de Mia dice que los autores de esa investigación creen a esas mujeres «es más adecuado aplicar métodos alternativos» y pasa de ahí a hablar de los antes citados. Método alternativo a la quimioterapia no significa medicinas alternativas, sino otra práctica que haya demostrado efectividad, en contra de lo que da entender mi colega.
El reportaje es un batiburrillo de pseudoterapias que pueden llevar a la muerte. Excepto una asociación de enfermos de cáncer, las fuentes son clínicas alternativas y practicantes de esas técnicas. Albert Ziesse, de la Clínica Naturopatía Ziesse, vende la idea de destruir los tumores con electricidad; Mayra Bernabé, del Centro Caduceo salud, apuesta por los tratamientos homeopáticos para reducir los efectos secundarios fisicos y psicológicos de la quimioterapia; y Dionisio Jaraiz, del mismo centro, prefiere la acupuntura, «un procedimiento utilizado para recuperar el balance del qi«.
La autora destaca que «en algunos hospitales españoles ya se utilizan de forma experimental terapias energéticas» como el reiki. Y, para que quede claro que no está hablando de bobadas -eso se cree ella-, recuerda que «el Ministerio de Sanidad publicó un documento en el que identificaba y analizaba 139 técnicas, que ha servido a algunos centros privados para llevar a cabo experiencias con medicinas complementarias». Se le olvida decir que ese informe elaborado por un grupo de expertos para el Ministerio de Sanidad y pedido por Leire Pajín, la ministra Power Balance, concluye que esas prácticas no han demostrado efectividad más allá del placebo.
Este reportaje de Mia puede llevar a muchas mujeres a creer que hay «alternativas naturales a la quimioterapia» para vencer con el cáncer. No es así. La quimioterapia puede acabar con el cáncer y, ante eso, los efectos secundarios son un mal menor. Las mal llamadas terapias alternativas nunca han curado nada y nunca pueden sustituir a ése ni otros tratamientos médicos. De ello son conscientes hasta muchos de sus practicantes, que hoy en día prefieren hablar de medicinas complementarias. Tramposamente, porque la acupuntura, el reiki, la reflexología y demás son tan complementarias a la medicina como la bendición de los cohetes Soyuz por los sacerdotes ortodoxos a la ingeniería espacial. De nada servirá la bendición divina si el cohete tiene un fallo de diseño o construcción; de nada servirá una terapia alternativa si no va acompañada de un tratamiento medico convencional efectivo. Más allá de la técnica y la ciencia, lo que tiene que hacer la medicina para mejorar no es echarse a los brazos de la magia, sino ofrecer al paciente un trato más humano.
La alternativa natural a la quimioterapia contra el cáncer de mama es la muerte.
Información publicada en Magonia el 19 de octubre de 2015.