Dos semanas después de la publicación de un irresponsable reportaje en el que presentaba una guía de «métodos alternativos a la quimioterapia que luchan contra los tumores sin provocar sus efectos secundarios», la revista Mia da marcha atrás con una rectificación que, sin ser perfecta, es más rotunda que la aclaración que hizo en su web tras estallar el escándalo. «Las pseudoterapias alternativas no curan nada y nunca pueden sustituir a los tratamientos oncológicos: no hay alternativa a la medicina convencional», dice la nota, publicada en la página 3 del número 1.516 y que reproduzco bajo estas líneas.
Mia reconoce que el reportaje «Alternativas a la quimioterapia» en el cáncer de mama, aparecido en su número 1.514 (14 de octubre) «incurría en inexactitudes, ambigüedades y equívocos; y su planteamiento editorial resultaba engañoso. Puntualicemos: para vencer al cancer de mama no hay alternativas naturales a la quimioterapia». La nota destaca que, ante la victoria contra el cáncer, «los efectos secundarios son un mal menor», y que las pseudoterapias no han curado nunca nada; advierte de que no hay «terapias dulces, naturales o pseudomédicas –homeopatía, reiki, acupuntura…- que reemplacen la eficacia de los tratamientos oncológicos actuales» y lamenta la confusión que haya «podido generar con una información inexacta, ambigua e inadecuada».
Creo que la rectificación de Mia va más allá de lo que la mayoría de los medios admitiría respecto a la inutilidad de las mal llamadas medicinas alternativas. El único punto negro es la siguiente frase: «Cualquier otra terapia complementaria debe aplicarse conjuntamente con dicha medicina oncológica, siempre bajo la supervisión el especialista; y sólo para ayudar a mitigar los efectos secundarios, si es que aparecen». Esta afirmación parece reconocer algún efecto terapéutico a las pseudomedicinas, cuando eso no ha sido demostrado en ningún caso.
La aclaración que publicaron en internet el 19 de octubre iba en la misma línea. Se apoyaba en declaraciones de un médico, Pedro Pérez Segura, de la Sociedad Española de Oncología Médica, que sacaba la cara a las pseudoterapias llamándolas integrativas. «La acupuntura y el reiki se están aplicando y ayudan frente a los efectos secundarios o el dolor. Existen datos que avalan la utilidad de las terapias cuerpo-mente para llevar mejor el tratamiento, por ejemplo, emocionalmente. Pero para nada es una alternativa al tratamiento oncológico normal», decía el oncólogo. Como dije hace unos días, más allá de la técnica y la ciencia, lo que tiene que hacer la medicina para mejorar no es echarse a los brazos de la magia -ni siquiera como tratamiento complementario-, sino ofrecer al paciente un trato más humano. El reiki, la acupuntura y otras pseudoterapias tienen la misma efectividad en la lucha contra cualquier enfermedad o síntoma que el agua bendita. Se las llame alternativas o complementarias, no son más efectivas que el placebo, según todos los estudios científicos hechos hasta el momento.
La rectificación de Mia es una victoria de los enfermos y ciudadanos -algunos colegas escépticos- que se movilizaron inmediatamente ante la publicación del reportaje y demuestra el poder que Internet puede dar a la gente. La pregunta que me hago desde hace mucho es por qué las denominadas revistas femeninas son tan proclives a dar pábulo a todo tipo de supercherías.
Información publicada en Magonia el 28 de octubre de 2015.