Nada de leerse el texto del preacuerdo de pacto entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias para un gobierno de coalición. Nada de analizar las posibles salidas que tenían ante sí los dos firmantes tras unas elecciones en las que se ha disparado la ultraderecha y ellos han ido a la baja. Nada. Es mucho más divertido lo que ha hecho El Español, llamar a una adivina para ver qué dicen las estrellas y los números. No consta que para la elaboración del estudio hayan sacrificado a algún pobre bicho y hayan examinado sus entrañas -que tradicionalmente era lo suyo en estos casos-, aunque tampoco se asegura al pie del texto eso tan hollywoodiense de que «ningún animal ha resultado herido durante el rodaje de esta película». Eso sí, la credibilidad de El Español ha quedado a la altura de la de Cuarto milenio.
La autora de las predicciones –es decir, la bruja– es Victoria Vélez. Se presenta en su web como licenciada en Ciencias Biológicas por la Universidad Complutense de Madrid, pero es mucho más que eso. A saber: naturópata, osteópata sacrocraneal, kinesióloga holística, cristaloterapeuta, experta en medicina cuántica y en diagnóstico a través del aura y los chakras, gemoterapeuta, radiestesista, acupuntora y canalizadora de la energía universal, entre otras prácticas exóticas. A la hora de vislumbrar el futuro del pacto de gobierno, dice que se ha basado principalmente en la astrología occidental y la numerología esotérica, aunque también ha usado la psicología transpersonal, que, según explica en el reportaje, «busca la verdadera esencia de las personas, y que tiene una forma de combinar diferentes técnicas, entre ellas, la astrología occidental y la oriental, la cábala, el I Ching, los chakras, la medicina cuántica, la genética y la bioquímica».
¿Y qué dice de la viabilidad del pacto después de un trabajo tan sesudo? Pues que Sánchez e Iglesias son como el agua y el aceite, y que «todo puede irse al traste». Por si usted todavía pensaba que había química, no explosiva, entre ambos líderes y que el gobierno de coalición era cosa hecha tras el fotográfico abrazo del 12 de noviembre. Además, salpimentando su discurso con referencias astrológicas –»no se fían el uno del otro, ya que el pacto surge con una oposición Sol-Plutón» y «el pacto surge con misterios y secretos, ya que el Sol está en Escorpio»–, la vidente concluye que «la durabilidad del pacto y del consenso entre ambos dependerá de lo que se traigan entre manos para conseguir mayor poder. Y, gracias a ello, tal vez sea más fácil que aguanten juntos, si es que no hay algún desencuentro forzado por alguno de los dos». Vamos, que puede que la sociedad dure y puede que no. Eso podía haberlo dicho yo, claro que sin apoyos planetarias.
Una chifladura muy extendida
Lo sorprendente de esta historia no es que la astrología o cualquier otra mancia bendiga o condene un pacto de gobierno, sino que un medio de comunicación recurra a una bruja para ver si un acuerdo entre dos líderes políticos tiene futuro. ¡Ni que viviéramos en tiempos de la Antigua Roma! Algo pasa con los procesos electorales en España que hace que haya periodistas que levanten la mirada al cielo, consulten la bola de cristal o pidan análisis de la caligrafía de los candidatos. La grafología suele, por cierto, llamar también la atención de los medios cuando de criminales se trata. Violento, sádico y rencoroso es El Chile, el asesino de Diana Quer, según un análisis de su firma hecho para Abc por la grafóloga María Mercedes Sánchez, para quien la de Pedro Sánchez revela que es «testarudo, obsesivo y narcisista».
Por mucho que la mona se vista de seda, mona se queda. Y la grafología, la practique quien la practique, es solo una arte adivinatoria que merece tanto crédito como la lectura de los pocos del té o de las entrañas de un animal y que no ha de confundirse con el peritaje caligráfico, que es una técnica seria. Lamentablemente, la candidez periodística no conoce límites, y cabeceras de prestigio hacen de vez en cuando publicidad de charlatanes que nunca debían haber salido del submundo paranormal. El diario El País dedicó el 26 de junio de 2016, domingo que los españoles dieron en las urnas la última victoria electoral a Mariano Rajoy, media página a la siempre risible Esperanza Gracia –»Si hay algo que te inquieta, te atormenta o te perturba…»–, en la que la adivina concluía que «algo pasará que desbloqueará la situación (política) en algún sentido». Ya ven cómo estamos tres años y medio después. Claro que, como Gracia no daba fecha para el desbloqueo, igual es cuestión de seguir esperando, como pasaba con las predicciones de las muertes del papa Wojtyla y de Fidel Castro en los años 80.
La credulidad astrológica y grafológica no es algo reciente en los medios cuando hablamos de política. En febrero de 2004, Telecinco emitió en paralelo dos entrevistas de Olga Viza a Mariano Rajoy y José Luis Rodríguez Zapatero, previas a las elecciones del 14 de marzo, en las que la periodista preguntó a ambos candidatos por su signo del Zodiaco. Siete años antes El País publicó un perfil de Joaquín Almunia, entonces secretario general del PSOE, en el que destacaba que era géminis, como si ese fuera un dato relevante. Un grafólogo explicó en 2011 en La Vanguardia lo que revelaban las firmas de Rajoy, Alfredo Pérez Rubalcaba y Josep Antoni Duran i Lleida acerca de la personalidad de esos tres candidatos a las elecciones del 20 de noviembre de aquel año. Y un año antes el grafólogo Germán Belda contaba en El País Semanal que las efes de Franco, Hitler, Mussolini, Pinochet y Stalin revelan su crueldad.
Información publicada en Magonia el 21 de noviembre de 2019.