«Los remedios homeopáticos se anuncian como alternativas efectivas a los medicamentos convencionales. ¿Hay alguna verdad en esto? No», así comienza un vídeo que acaba de publicar de la Sociedad Estadounidense de Química (ACS). La organización científica, que cuenta con más de 158.000 miembros, explica en 5 minutos la historia y los principios de la homeopatía y advierte de que, en el mejor de los casos, es un timo y, en el peor, puede tener graves consecuencias para la salud si se abandona por ella un tratamiento médico. «Las principios de la homeopatía son tonterías», sentencia.
Los químicos estadounidenses recuerdan que las dos ideas básicas de la homeopatía son que una sustancia que provoca los mismos síntomas que una enfermedad puede curarlos y que, cuanto más pequeña es la dosis de esa sustancia, mayores son sus efectos curativos. Según esa lógica, añaden, como en dosis normales la cafeína provoca insomnio, para tratarlo basta con dosis infinitesimales de cafeína. La ACS puntualiza que, en tiempos del fundador de la homeopatía, Samuel Hahnemann (1755-1843), no se habían desarrollado los conceptos de átomo y moléculas, por lo que él no podía saber que había un límite a la dilución de una sustancia. Ahora sabemos, indica, que, «estadísticamente hablando, más allá de la dilución 13 CH, no tienes ninguna posibilidad de encontrar una sola molécula en un preparado homeopático».
Un producto homeopático empieza con una parte del ingrediente, el principio activo, que se disuelve en 99 partes de agua, alcohol o lactosa: el resultado es una dilución 1 CH o centesimal hahnemaniano, llamado así en honor al inventor de la homeopatía, Samuel Hahnemann. Luego, se toma una parte de esa primera dilución y se mezcla con otras 99 del disolvente elegido (2 CH); seguidamente, se toma una parte de esa segunda dilución y se mezcla con otras 99 del disolvente (3 CH); y así sucesivamente. En las farmacias, se venden habitualmente remedios contra la gripe con diluciones de 200 CH.
Los homeópatas salvan el inconveniente de la inexistencia de principio activo diciendo que el agua tiene memoria y recuerda las sustancias que han estado en contacto con ella. “No hay pruebas convincentes de ese fenómeno, que violaría algunos de los más sólidos principios de la física. No, el agua homeopática no puede recordar el café que una vez estuvo en contacto con ella. Lo sentimos», replica la Sociedad Estadounidense de Química. Además, llama la atención sobre el hecho de que los Institutos Nacionales de la Salud de EE UU han advertido de que «varios conceptos clave de la homeopatía no cuadran con conceptos fundamentales de la química y la física», y de que, tras analizar más de 200 estudios científicos, el Consejo Nacional de Salud e Investigación Médica de Australia ha dictaminado que no sirve para tratar ninguna enfermedad.
De ser el vídeo más largo, los autores podían haber añadido que la Asociación Médica Británica sostiene que la homeopatía «es brujería»; que el Comité de Ciencia y Tecnología de la Cámara de los Comunes británica considera que «no existe ninguna prueba de que funcione más allá del placebo»; que un grupo de expertos elegido por el Ministerio de Sanidad español concluyó en un informe en 2011 que la homeopatía «no ha probado definitivamente su eficacia en ninguna indicación o situación clínica concreta»; y que el presidente de la Organización Médica Colegial española, Juan José Rodríguez Sendín, dice que la homeopatía es un proceso «ilusorio y engañoso» que no cuenta con «ningún tipo de evidencia científica» a su favor y pertenece «al mundo de las creencias». Porque el consenso científico, basado en la evidencia, es que la homeopatía es un timo.
«El uso de los remedios homeopáticos se ha prolongado durante casi 200 años, pero también lo ha hecho el progreso de la ciencia. Y ese progreso nos ha demostrado que los principios de la homeopatía son tonterías», concluye la ACS en su web.
Nota publicada en Magonia el 12 de mayo de 2016.