
Que a Iker Jiménez parecía que le habían pillado en fuera de juego con una foto de unos fantasmas en un cementerio, lo contamos hace unos meses. Ahora, sin embargo, una investigación del divulgador científico Mauricio-José Schwarz y de Marta Menéndez aporta las pruebas definitivas. Miembros del Círculo Escéptico, Schwarz y Menéndez han viajado hasta el pueblo abulense en cuyo cementerio, según Jiménez, alguien fotografió tres niñas fantasma y han completado el trabajo sobre el terreno con un análisis de las fotos que en su día empleó el escritor para vender en su web la burra de la espectral aparición. La conclusión es que estamos ante un burdo montaje y que sólo hacía falta tener un poco de interés para explicarlo convencionalmente. Claro que eso sería suicida para alguien que, como el director de Milenio 3, vive del comercio de cuentos chinos.
«La fotografía de las niñas -escribía el reportero del misterio en julio pasado en su web- ha causado gran asombro a los profesionales de la informática y la fotografía que la han estudiado. Si bien en un principio todos, por lógica, pensamos en un fraude o en algún tipo de ilusión gráfica, a lo largo de este año los detalles observados en el lugar y el estudio exhaustivo de éstas tomas nos demuestran que estamos a un 99% de posibilidades de admitir que eso efectivamente estaba allí». Detrás de esos «profesionales de la informática y la fotografía» está Guillermo León, el colega al que Jiménez y su esposa Carmen Porter presentan en Cuarto milenio, el programa paranormal de Cuatro como un experto en ambas materias, cuando da la impresión de no lo es. O, si lo es, ha quedado probado es muy malo. Porque lo que ha averiguado Schwarz al analizar las dos fotos del cementerio -una sin y otra con fantasmas- presentadas por Jiménez como imágenes diferentes es que se trata en realidad de una misma foto, sólo que en la segunda versión alguien ha pegado las niñas con el Photoshop. Además, Schwarz y Menéndez han descubierto que, de haberse tratado de espectros reales, las pequeñas retratadas habrían sido unas fantasmas gigantes.
Habrá que ver qué dice ahora Iker Jiménez de este nuevo caso que engrosa su amplio historial de investigaciones dignas del inspector Clouseau, como la de la leyenda de Ochate y la de las caras cambiantes de Bélmez.
Nota publicada en Magonia el 2 de enero de 2006.