Amanda Berry, una de las tres jóvenes secuestradas durante diez años en Cleveland por Ariel Castro, quien las sometió a todo tipo de abusos, vio en la tele cómo, diecinueve meses después del rapto, la vidente Sylvia Browne convencía a su madre de que había muerto y, por consiguiente, tenía que dejar de buscarla. La joven intentó que su captor le dejara decirle a su madre que estaba viva -nada más-, pero éste lo impidió y la muchacha vio como su madre se derrumbaba por su fe en la adivina. Lo cuenta en un libro, Hope: a memoir of survival in Cleveland (Esperanza: una biografía de supervivencia en Cleveland), que acaba de publicar y ha escrito con su compañera de torturas Gina DeJesus.
Ariel Castro secuestró a Amanda Berry cuando iba a casa el 21 de abril de 2003, un día antes de su decimoséptimo cumpleaños. El 17 de noviembre de 2004, Louwana Miller, madre de la entonces niña desaparecida, acudió a The Montel Williams Show, un programa de la CBS del cual Sylvia Browne era colaboradora habitual. En un momento, la mujer preguntó a la vidente si su hija estaba viva. La bruja le respondió: «No está viva, cariño. Y te voy a decir por qué, aquí vamos de nuevo: tu hija no es de las que no llamarían por teléfono».
«¿Qué? ¿Por qué ha dicho eso?», anotó entonces Amanda en su diario. La joven estaba en su cautiverio ante el televisor y no podía dar crédito a lo que veía: su madre destrozada por la revelación de la vidente. «Estoy llorando y gritando a la tele. ¡No estoy muerta! ¡Estoy viva y estoy aquí!», escribió. Y añadió: «Ella es un fraude. Ahora mi pobre madre va a pensar que estoy muerta porque confía en Sylvia. Esto va a destrozarla. Tiene que ignorar lo que le ha dicho y seguir creyendo que estoy viva y luchando porque vuelva a casa. Si no lo hace, ¿cómo voy a tener esperanza?». Según cuenta Bo Gardiner, la muchacha escribió una carta a su madre diciéndole que no creyera a la vidente, se la enseñó a Ariel Castro para demostrar que no daba ninguna pista sobre su paradero y le pidió que la enviara, pero éste la rompió. Día después, el 5 de diciembre de 2014, Amanda volvió a ver a su madre en la tele y comprobó que mujer se había derrumbado. «Todo por Sylvia Browne, que es un fraude. Ella puso un cuchillo en el corazón de mi madre porque era bueno para sus índices de audiencia en televisión», escribió en su diario.
“Por favor, no me malinterpreten. No quiero creerlo. Quiero tener esperanza, pero, después de año y medio, ¿qué más queda por hacer? Parece que es verdad. Mi hija siempre llamaría a casa”, declaró la angustiada madre al Cleveland Plain Dealer al día siguiente de la revelación de Browne. Louwana Miller falleció en 2006 a causa de un fallo cardiaco y, según MSN News, su familia dijo entonces que las palabras de la vidente habían hecho que muriera con “el corazón roto”, creyendo que su hija había muerto. Sin embargo, el 7 de mayo de 2013, Amanda, una hija de ella y dos compañeras de cautiverio lograron escapar de su torturador, y Browne enmudeció en las redes sociales. Dio la callada por respuesta cuando se le pidieron explicaciones. La bruja murió el 20 de noviembre de 2013 a los 77 años, cuando había predicho en 2003, en una entrevista en televisión con Larry King, que iba a vivir hasta los 88 años. Montel Williams, el conductor del programa cuya complicidad con la charlatana tanto hizo sufrir a Amanda y su madre, pidió perdón vagamente a la joven hace unos días por las declaraciones de Browne en su programa.
A cuántas personas más habrá hecho daño el dúo Williams-Browne es algo que no podemos saber. Lo que sí sabemos ahora es el terrible dolor y la angustia que ambos produjeron a madre e hija. La confianza en los poderes de Browne y su infinita crueldad mataron a Louwana Miller, y de rebote infligieron un sufrimiento añadido a su hija. Son los peligros de creer.
Nota publicada en Magonia el 14 de mayo de 2015.