Pedro Amorós y Bruno Cardeñosa pierden el juicio

Pedro Amorós. Foto: Ediciones Nowtilus.
Pedro Amorós. Foto: Ediciones Nowtilus.

La Justicia se pronunció el 11 de septiembre sobre la demanda del parapsicólogo Pedro Amorós contra el periodista Javier Cavanilles y el diario El Mundo, negó la razón al primero y le condenó a pagar las costas del juicio, que sumarían más de 14.000 euros. El parapsicólogo reclamaba a Cavanilles una indemnización de 60.000 euros por los reportajes publicados en el periódico madrileño acerca de las famosas caras de Bélmez, y había pedido además medidas cautelares: que, por protección a su honor, su intimidad y su imagen, se prohibiera al periodista y al diario publicar informaciones sobre él y su participación en el caso de Bélmez hasta que hubiera sentencia firme. Un auto desestimó las medidas cautelares en marzo y ahora la sentencia da la razón al periodista.

Todo mortal con dos dedos de frente consideraría que el parapsicólogo ha sufrido una derrota judicial en toda regla. Sin embargo, para el divulgador pseudocientífico Bruno Cardeñosa, no es así. «Se trata además de una resolución judicial que significa el triunfo final de Amorós», ha escrito en la lista de correo Mundo Misterioso. Con retraso por motivos ajenos a mi voluntad -la sentencia se hizo pública cuando me encontraba a 7.000 kilómetros de España y sin posibilidades de conexión a Internet-, creo que merece la pena hacer una reflexión sobre lo que este texto supone. (Para quien quiera un análisis profesional, recomiendo el hecho por el abogado Fernando L. Frías, presidente del Círculo Escéptico y buen conocedor del montaje de Bélmez).

El juicio ahora resuelto tiene su origen en una serie de reportajes publicados por Javier Cavanilles en El Mundo a raíz de la oportuna aparición de nuevas caras en Bélmez de La Moraleda (Jaén) en 2004, poco después de la muerte de María Gómez Cámara, la propietaria de la casa en la que se había iniciado el presunto fenómeno paranormal en 1971. Cavanilles sostenía en sus textos que las nuevas caras habían sido hechas por el Ayuntamiento y unos cazafantasmas, que el currículo de Pedro Amorós es más falso que una moneda de tres euros y que la entidad que decía presidir -la Sociedad Española de Investigaciones Parapsicológicas (SEIP)– no existía legalmente. «Hasta ahora, el Consistorio estaba interesado en comprar el hogar en el que vivió Gómez Cámara y donde aparecieron originariamente las (y los) caras de Bélmez, pero el precio era prohibitivo: 600.000 euros (100 millones de las antiguas pesetas). Así, Amorós y varios miembros de la SEIP crearon y dieron autencidad a las nuevas teleplastias descubiertas por la sobrina de la difunta en un lugar cuya adquisición resultaba mucho más barata: 84.000 euros, según aseguró a El Mundo Amorós. El engaño cuenta con la colaboración entusiasta del Consistorio, que no ha querido renunciar a lo que quiere que se convierta en su principal fuente de ingresos del lugar: el turismo», escribía el periodista hace dos años.

Una asociación inexistente

Las caras de Bélmez, en los años 80. Foto: Gabriel Naranjo.
Las caras de Bélmez, en los años 80. Foto: Gabriel Naranjo.

La sentencia confirma que la SEIP no existía hasta hace unos meses. «De la valoración conjunta de la prueba practicada resulta que la SEIP, al tiempo de la presentación de la demanda objeto de estos autos, carecía de existencia legal. Es significativa la prueba aportada el pasado 2 de junio de 2006, con carácter previo a la celebración del juicio ordinario, consistente en un certificado de fecha 22 de mayo del año en curso emitido por el Ministerio del Interior, donde consta que dicha asociación ha sido inscrita en el Registro Nacional de Asociaciones en fecha 21 de abril de 2006, fecha posterior a las publicaciones a las que se refieren los presentes autos, y curiosamente posterior a la fecha de presentación de la demanda. Todos estos indicios nos llevan necesariamente a concluir que la información vertida en su día por el periodista hoy demandado NO ES INVERAZ [en mayúsculas, en el original]». Eso, a no ser -claro- que admitamos el absurdo de que una asociación existe legalmente, aunque no esté escrita en el registro correspondiente.

La resolución judicial destaca que la organización inexistente presidida por Amorós comercializaba en su web unos cursos y titulaciones que, «tal y como debidamente contrastó el periodista, con la diligencia que le era exigible, ni están reconocidas por el Ministerio de Educación ni tampoco se imparten en universidades, no siendo cierta la afirmación efectuada por el hoy demandante de interés demostrado por la Universidad de Cambridge para convalidarlos. El demandante declaró que esos cursos dejaron de impartirse debido a los pocos alumnos con los que contaban, aunque lo cierto es que en la actualidad aparecen contenidos en la página web del demandante, donde se recoge el temario, evaluaciones, así como el correspondiente boletín de inscripción con las cuotas a pagar de dichos cursos». La juez concluye, en este apartado, que «es veraz la noticia vertida al respecto [por Javier Cavanilles en El Mundo], ya que dichos títulos han resultado carecer de cobertura legal y el interés público justificaba la emisión de dichas noticias, en las que su emisor cumplió sobrada y diligentemente su deber de contraste». Éste es uno de los dos puntos clave de una sentencia que, para Cardeñosa, «significa el triunfo final de Amorós». Es lo que tiene que las cosas de uno no sean de este mundo y que sólo esté en la realidad de visita.

La juez, como es lógico, no se pronuncia sobre la falsedad o autenticidad de las caras de Bélmez, pero destaca que lo apuntado por Cavanilles en sus reportajes no vulnera el derecho al honor del parapsicólogo: «Ni el demandante es en modo alguno el legitimado para ejercitar la defensa absoluta de un fenómeno discutido, ni el demandado puede ser acallado en su deber de información, máxime en una materia tan sensible como la que nos ocupa, frente a la cual la sociedad es vulnerable y susceptible de ser engañada». Para la titular del Juzgado de Primera Instancia número 3 de San Vicente del Raspeig (Alicante), «de todos los indicios que rodean el fenómeno de las caras de Bélmez, debidamente contrastados y acreditados (la muerte de la dueña de la casa, las conversaciones con el Ayuntamiento de Bélmez para hacerse cargo de la casa y comercializar el fenómeno con el fin de fomentar el turismo en la zona, la negativa de los hijos de la dueña a vender la casa, etc.), era fácil extraer las conclusiones que efectuó el periodista hoy demandado, que serán las correctas o no, pero en cualquier caso constituyen una posibilidad que no comporta vulneración ninguna al derecho al honor». Tras lo cual, absuelve a los demandados «de las pretensiones en su contra con toda suerte de pronunciamientos favorables, y todo ello con expresa imposición de las costas del presente procedimiento a la parte actora [Pedro Amorós], de conformidad con lo dispuesto en el Fundamento de Derecho Séptimo de la presente resolución que se da aquí por reproducido». Para Cardeñosa, estamos ante «el triunfo final de Amorós».

Ataques a la juez

El ufólogo y divulgador pseudocientífico Bruno Cardeñosa, en los estudios de Onda Cero. Foto: JuliaBcn.
El ufólogo y divulgador pseudocientífico Bruno Cardeñosa, en los estudios de Onda Cero. Foto: JuliaBcn.

Bruno Cardeñosa es uno de esos periodistas que han hecho fortuna con la venta de misterios prefabricados. Ante la proliferación de reporteros de lo paranormal, en los últimos años él ha dejado un tanto de lado su tradicional inclinación por la ufología para centrarse en la explotación de todo tipo de conspiraciones, haciendo especial énfasis en las vinculadas con los atentados terroristas del 11-S y del 11-M. Cardeñosa mantiene, por ejemplo, que contra el Pentágono no se estrelló en septiembre de 2001 ningún avión de pasajeros. Pero no ha abandonado del todo el mercadeo de supersticiones, como demuestra el hecho de que, en un programa de Antena 3 TV, defendió la presencia de un fantasma en una secuencia de la película Tres hombres y un bebé (1987), una vieja leyenda urbana que él vende como hecho real, y mantiene que «el enigma del triángulo de las Bermudas está vivo, diría que más vivo que nunca. Todas las explicaciones que han propuesto algunos escépticos se han demostrado como vulgares cuando no sencillamente estúpidas». Lo cierto es que de casta le viene al galgo. Hace más de tres lustros, Cardeñosa se basó en los desvaríos de Licerio Moreno, astrólogo y líder de la Asociación Adonai para la Fraternidad Cósmica, para apuntar la posibilidad de que los ovnis del 2 de febrero de 1988 -en realidad, un bólido que cruzó la Península- fueran una señal de la Segunda Venida de Jesús.

La de profeta es una faceta para la que este periodista está tan cualificado como para la de analista de sentencias judiciales. Lo ha demostrado con el caso del juicio de Bélmez, en el que desde el principio se alineó con Amorós. «Voy a jugar a ser profeta -decía en noviembre de 2004-: el Cavanilles va a financiar durante años la investigación de la SEIP». Y añadía un mes después que la «parapsicología está de enhorabuena» porque iba a tener en Cavanilles a una fuente de dinero vía indemnización judicial y «que todo esto va a suponer el final como asociación de ARP. Sin lugar a dudas, no tendrán otro remedio más que disolver la asociación para no hacer frente a la que se les vendrá encima». Por de pronto, la Justicia ha condenado a Amorós a pagar las costas del juicio, aunque ahora tiene en sus manos presentar un recurso que, muy posiblemente, sólo se traduzca en que tenga que desembolsar más dinero. ARP-Sociedad para el Avance del Pensamiento Crítico ha sido, junto al Círculo Escéptico, una de las entidades cuyos socios han denunciado el fraude y que no están implicadas directamente en este juicio, aunque algunos pretendan lo contrario. No me cabe duda de que es su rigor y profesionalidad la que le ha llevado a Cardeñosa a convertirse en uno de los colaboradores fijos del magacín Channel nº 4, programa de Cuatro, cadena de televisión cuya imagen está ligada a la de su colega Iker Jiménez, quien está convencido de que «las caras de Bélmez son auténticas».

¿A qué achaca Cardeñosa la sentencia condenatoria del juicio de Bélmez? Pues a una de sus conspiraciones, como no podía ser menos. Para él, «la jueza deberá explicarse en su negación de los derechos democráticos». «El proceso sigue, la sentencia es provisional como dice la propia sentencia y se trata además de una resolución judicial que significa el triunfo final de Amorós, que será en segunda instancia, como se esperaba y como por otra parte siempre hacen los jueces en casos de derechos del honor. Pero en este caso, la cosa es incluso más curiosa porque parece que la jueza ha puesto las cosas muy claras para que el recurso sea coser y cantar en el Tribunal Supremo, porque para justificar que no quiere meterse en líos y esquivar situaciones que no deseaba, ha dicho directamente que como el tema Bélmez es polémico entonces es lícito insultar».

Para empezar, como apunta Fernado L. Frías -no se pierdan su examen de los disparates jurídicos del misteriólogo-, el recurso no se presentará ante el Supremo, sino ante la Audiencia Provincial de Alicante. Además, en opinión de Cardeñosa, «afortunadamente, el Tribunal Supremo no se dejará intimidar». Frías lo tiene claro: de estas frases se deduce que la juez se ha dejado intimidar, entre otras «acusaciones todas ellas gravísimas y que incluso podrían llevar a Cardeñosa a aprender por fin, y de primera mano, los entresijos de un procedimiento judicial. que en este caso sí que sería penal». Pase lo que pase, habrá que esperar. Lo primero será ver si el parapsicólogo recurre y se arriesga a perder más dinero. Aunque, ¿para qué hacerlo?, ¿es que esta resolución judicial acaso no «significa el triunfo final de Amorós», como argumenta Cardeñosa? A mí, me parece que estos dos vendedores de misterios han perdido un juicio por el que apostaron muy fuerte, aunque sólo el primero vaya a pagar las consecuencias de una aventura a la que el segundo le animó desde la comodidad de la barrera.

A estas alturas, quizás a alguien le quede la duda de qué ha pasado con el acuerdo que tomó en un pleno, el 4 de enero de 2005, el Ayuntamiento de Bélmez de emprender acciones judiciales contra Cavanillespor «acusar públicamente al Ayuntamiento de encubrir una trama fraudulenta en torno al fenómeno paranormal de las caras de Bélmez». A mí, no.Las amenazas de la alcaldesa, María Rodríguez, se han desvanecido, al igual que antes lo hicieron las querellas anunciadas por Amorós contra el escritor Mauricio-José Schwarz, miembro del Círculo Escéptico que descubrió que, en contra de lo que dice el parapsicólogo, que no es ni ha sido nunca miembro del Instituto SETI, ni ha colaborado con la BBC, ni la CNN sabe nada de él.

Nota publicada en Magonia el 1 de octubre de 2006.


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