¿Vienen los vascos de Atapuerca?

'El linaje cromagnon', reedición de 'El misterio vasco' (1975) de Louis Charpentier.
‘El linaje cromagnon’, reedición de ‘El misterio vasco’ (1975) de Louis Charpentier.

El origen de los vascos -entendidos como los que hablan euskera- ha sido objeto de las especulaciones más disparatadas desde hace casi un siglo. En 1923, el prehistoriador catalán Pedro Bosch-Gimpera escribió un artículo, titulado «El problema etnológico vasco y la arqueología», en el que sostenía que «el pueblo vasco es en realidad el descendiente del antiguo grupo de la cultura pirenaica, cuyos orígenes se remontan al pueblo indígena del norte de España del Paleolítico Superior». A mediados del siglo pasado, basándose en la preponderancia del factor Rh negativo entre los vascos, el químico y hematólogo británico Arthur Ernest Mourant propuso que son los únicos descendientes puros de los cazadores-recolectores del Paleolítico, de los europeos originales. Con el paso del tiempo, la genética ha demostrado que esas dos hipótesis son ensoñaciones.

El sábado, el novelista y antropólogo Álvaro Bermejo situó a los primeros vascoparlantes en Atapuerca. «Una vez le preguntaron a Jorge Oteiza de donde venían los vascos. Su respuesta fue genuina: «Los vascos siempre estuvieron aquí». Es muy posible que el origen del pueblo vasco esté en Atapuerca», decía el escritor en El Diario Vasco. Aunque, a partir de la lectura de la entrevista, da la impresión de que Bermejo afirma que los vascos son de origen europeo -de Atapuerca- mientras que el resto de los humanos son, en última instancia, africanos, el novelista ha puntualizado en Cultura 3.0 que no sostiene que «la huella genética de Homo antecessor tenga nada en común con la genética vasca». Y ha añadido: «Si en 20000 antes de nuestra era ya había una etnia protovasca asentada en esta tierra, como afirman los estudios cientificos de Forster y Oppenheimer, es muy posible que tuvieran comunicación con quien quiera que habitase entonces en Atapuerca. Posible es la palabra clave de la entrevista».

Comparto con el filósofo Eduardo Zugasti, autor de la nota crítica que ha provocado el comentario de Bermejo, mi hartazgo por la manipulación que cierto sector del nacionalismo ha hecho de los orígenes de los vascos para arrimar el ascua a su sardina territorial. Aunque Bermejo no tenga esa intención, su afirmación es tan carente de fundamento como otras que no dudaríamos en tildar de disparatadas y que sitúan a los primeros vascos en la Atlántida y hasta en otros planetas. Y la referencia a Oteiza tiene tanto valor argumental como una a Juan José Benítez en una conversación sobre vida en otros mundos, porque una cosa es la escultura de Oteiza -que puede gustar o no- y otra sus delirios etnicistas.

Recién llegados

Aunque hubo un lehendakari, Juan José Ibarretxe, que repetía en cuanto tenía oportunidad que los vascos llevan 7.000 años donde ahora están, lo cierto es que  son unos recién llegados. No hay pruebas de la presencia de la lengua vasca en la región antes del siglo II, cuando se supone que inmigrantes de Aquitania o el Pirineo la traen a lo que hoy es Euskadi. Antes que ellos, vivieron aquí los indoeuropeos, a quienes deben sus nombres ríos como el Nervión y Deba, y, después,  los romanos, que conquistaron la cornisa cantábrica -toda- para garantizar el suministro por mar de las tropas destinadas al norte del continente y abrir rutas comerciales, y fundaron buena parte de los puertos actuales.

No hay tampoco ni una prueba que apoye la conexión entre los vascos actuales y pobladores paleolíticos de Atapuerca. En la ficción, casi todo vale y, en su novela El clan de Atapuerca, Bermejo puede incluir protagonistas con nombres vascos y hasta hacerles hablar euskera, aunque eso no significa ni que los primeros ni que la lengua existieran. Entiendo que decir que «es posible que el origen de los vascos esté en Atapuerca» sirva para vender libros en Euskadi, donde parece que todavía andamos necesitados de pasados míticos; pero la historia es otra cosa. La continuidad de un linaje vasco desde la Prehistoria hasta la actualidad tiene a su favor tantas pruebas como la existencia de Astérix y Obélix. Es pura especulación; como lo de la raza vasca ansiada por José Miguel de Barandiarán, cuya contaminación se intuye en Bermejo cuando habla de una etnia protovasca hace 20.000 años.

Nota publicada en Magonia el 27 de febrero de 2012.


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