El accidente de tren de Santiago de Compostela del 24 de julio, en el que murieron 79 personas, tuvo como última causa «el incremento de la radiación cósmica que llega a la Tierra», según Enrique de Vicente, director de la revista Año Cero y habitual de Cuarto Milenio. En una entrevista publicada en Deia el domingo, de la que me ha alertado mi compañero Robert Basic, el ufólogo madrileño dice que la radiación cósmica «altera el comportamiento de la gente» y ésa es, en su opinión, la explicación a «la veintena de accidentes graves que hubo en los días previos y posteriores, choques de trenes en Canadá y Suiza, accidente de autobús en Italia, incluso incendios como el de Andratx…». ¡Impresionante!
Al día siguiente de la tragedia, intuí que pronto saldrían a la palestra los caraduras de siempre a pescar en río revuelto. El primero fue el adivino colombiano Omar Hejeile, quien inmeditamente se apuntó en YouTube un acierto al haber anunciado en su programa de Radio Kronos, el 8 de julio, que “tendremos un accidente de metro o trenes, pero más parece una explosión. Algo así. Eso está desde hace días flotando en el oráculo”. No dijo nada más y, cuando más de dos semanas después ocurrió el accidente del Alvia, incluyó en el vídeo la siguiente advertencia: “En el minuto 0:44 de este vídeo, se predice un accidente de tren. El día 24 de julio un tren descarrila en España (este vídeo fue subido el 8 de julio de 2013″. Hejeile es el típico charlatán que suelta vaguedades y luego va buscando noticias a las que poder adaptar sus predicciones.
Lo que yo no esperaba es que los vendedores de misterios nacionales empezaran tan pronto a decir tonterías. Más que nada, por respeto a las víctimas. Claro que si fueron capaces de hacerlo con el 11-S y el 11-M, de grabar psicofonías en un campo de exterminio nazi y de presentar a un pobre joven atropellado por el tren como un viajero del tiempo… La parte de la conversación entre la periodista Concha Lago y De Vicente en Deia sobre el accidente de Santiago discurre como sigue:
-Habla de cambios cósmicos.
-Sí, me refiero a algunos que ya han planteado científicos como el ruso Alexey Dmitriev. Ellos dicen que el Sistema Solar está entrando en una zona cósmica de altas perturbaciones. Uno de los muchos ejemplos es la cantidad de bólidos celestes que están siendo observados.
-¿Algunos accidentes, como el de tren en Santiago, también se inscriben en este contexto?
-Sí. De hecho, el maquinista confesó que había sido un déficit de atención y, si uno analiza la veintena de accidentes graves que hubo en los días previos y posteriores, choques de trenes en Canadá y Suiza, accidente de autobús en Italia, incluso incendios como el de Andratx… vemos que algunos de sus responsables son personas que actúan de forma inconsciente. La pregunta es ¿tiene alguna explicación que haya tanta gente que se distraiga?
-Contéstese a usted mismo.
-Pues creo que está ocurriendo algo que altera el comportamiento de la gente y que tiene que ver con el incremento de radiación cósmica que llega a la Tierra y que provoca grandes alteraciones y perturbaciones en el Sol.
-¿Hay evidencias científicas?
-Sí, el más de un centenar de estudios que existen sobre los efectos que tienen las tormentas solares. Se ha comprobado que tienen efectos sobre las Bolsas y sobre las crisis económicas porque provoca más nerviosismo y más estrés.
¿Se ha registrado en los últimos años un incremento de la radiación cósmica que llega a la Tierra? «Sí, pero con matices -indica el astrofísico José R. Sánchez-Gallego, del Departamento de Física y Astronomía de la Universidad de Kentucky-. En los últimos años ha habido un incremento de la radiación cósmica que llega a la Tierra, y al interior del Sistema Solar, pero no se cree que esto sea debido a un aumento de la radiación en sí, sino a un descenso en la actividad solar. La radiación cósmica es de origen externo. No está claro cómo se produce, pero se cree que la mayor parte de los mal llamados rayos cósmicos (porque en realidad no son radiación, sino partículas) son protones y núcleos ligeros acelerados a velocidades prácticamente de la luz durante explosiones de supernovas. Es probable que haya otras fuentes de rayos cósmicos, como núcleos activos de galaxias, en donde un disco de materia se forma alrededor de agujero negro supermasivo, alcanzando temperaturas y velocidades elevadísimas».
«Completamente ridículo»
«La actividad solar -continúa el investigador- afecta a la cantidad de rayos cósmicos que llegan al Sistema Solar. Esto es así porque, dado que las partículas que forman los rayos cósmicos no son neutras, se ven afectadas y desviadas por el campo magnético del Sol. En épocas como la actual, en que el Sol se encuentra en una fase de baja actividad, este campo magnético es fuerte, y se ha visto un aumento en la cantidad de rayos cósmicos fuera de la atmósfera. Hay que tener en cuenta que la actividad solar está creciendo (los ciclos duran aproximadamente 11 años y el mínimo anterior ocurrió en 2009), por lo que es probable que ya se haya registrado alguna disminución de la cantidad de rayos cósmicos fuera de la atmósfera». Es decir, cuando el Sol está tranquilo nos llega más radiación cósmica, que procede de fuera del Sistema Solar, y cuando está más activo, menos. Y, además, el campo magnético y la atmósfera terrestres, de los cuales De Vicente se olvida, nos protegen de ella. «Por eso, muy pocos rayos cosmicos llegan a la superficie, y los que lo hacen es con energías relativamente bajas. Mientras que la radiación cósmica es un factor importante para los astronautas, es irrelevante para los que estamos en la superficie; al menos, comparada con otros tipos de radiación solar».
Afirmar, como hace el ufólogo, que los rayos cósmicos provocan «grandes alteraciones y perturbaciones en el Sol» es «completamente ridículo», sentencia Sánchez-Gallego. «La cantidad de rayos cósmicos que llega al Sol es mucho más reducida que la que llega a la Tierra, ya que su campo magnético y su tamaño es mucho mayor. Que yo sepa, no hay ninguna teoría que vincule la radiación cósmica con la actividad solar (al menos, para los niveles comparativamente bajos de radiación cósmica que recibimos) ni observaciones al respecto». Y también «es ridículo» hablar de una relación entre la radiación cósmica y alteraciones en el comportamiento humano. De Vicente asegura que hay «más de un centenar de estudios» sobre los efectos de las tormentas solares, pero es que éstas no tienen nada que ver con lo que él dice: son algo diferente a la radiación cósmica y no hay ninguna investigación que haya comprobado que las tormentas solares tengan algún efecto sobre las Bolsas y las crisis económicas porque provoquen «más nerviosismo y más estrés». Es pura fantasía nuevaerista.
Además, la vinculación de los bólidos con «una zona cósmica de altas perturbaciones» es «un disparate absoluto», añade el experto, y su presunto aumento, una falsedad. «No ha habido ningún incremento en el número de bólidos, más allá de las habituales lluvias de meteoros. Los bólidos no son más que meteoros muy brillantes y, como todos éstos, están producidos por partículas de polvo -para un bólido, quizá del tamaño de un grano de arena de playa- que se queman en la atmósfera a muy altas temperaturas. Su origen es, fundamentalmente, material expulsado por cometas cuando se acercan al Sol y se derriten».
El director de Año Cero hace en esta entrevista lo que lleva haciendo desde que tengo uso de razón: da por buenas todas las locuras, mezcla cosas sin ton ni son, se agarra a afirmaciones de los científicos y pseudocientíficos más extravagantes, y presenta las especulaciones más disparatadas como si fueran estudios serios. Dice en Deia que «Francisco será el último papa» porque se traga las falsas profecías de san Malaquías, y añade que «hay realidades alternativas», que «en Roswell cayó algo extraterrestre», que sobre el 11-S «no se ha dicho la verdad» y se dinamitó uno de los edificios, y que «la Tierra está sometida a un profundo proceso de transformación». ¿Sorprendente? Sí, pero en su línea. No en vano, sostiene que nuestro planeta «podrá participar en uno o dos siglos en la confederación cósmica”; que a John F. Kennedy se lo cargó el Gobierno estadounidense en la sombra; y que, en los altos niveles de los grupos que en realidad gobiernan el mundo, hay alienígenas y “otros tipos de criaturas incomprensibles, ultradimensionales”.
Enrique de Vicente es el mismo que en 2010 decía que dos círculos del cereal aparecidos en Reino Unido contenían en clave una cuenta atrás para la apertura de puertas dimensionales antes de 2012…
Información publicada en Magonia el 21 de agosto de 2013.