‘The God delusion’ llega a las librerías españolas

'El espejismo de Dios', de Richard Dawkins.
‘El espejismo de Dios’, de Richard Dawkins.

Por fin ha llegado a las librerías la versión española de The God delusion, la obra de Richard Dawkins que está levantando ampollas en el mundo creyente anglosajón hasta el punto de haberse publicado ya réplicas como The Dawkins delusion?, de Alister McGrath, subtitulada Atheist fundamentalism and the denial of the divine (el fundamentalismo ateo y la negación de lo divino). Como tengo bastante avanzada la lectura del original -seguiré leyéndolo en la traducción española, que tiene el descafeinado título de El espejismo de Dios (Espasa)- y disfruté en su día de los documentales que pueden ver subtitulados aquí, sé que la obra del biólogo británico merece la pena y que está llena de argumentos interesantes, así que les animo a que se hagan con ella. Sobre todo porque rompe con el tabú de que la religión es intocable, de que desde la ciencia se pueden criticar las creencias mágicas, pero hay que excluir de esa crítica la fe en un dios creador que rige nuestros destinos porque es otra cosa y su reino no es de este mundo.

Dawkins no tiene pelos en la lengua, y se agradece. Como se agradece otro libro que acabo de leer y el ¿último? testamento vital de Carl Sagan. El primero es La vida eterna (Ariel), un ensayo en el que Fernando Savater reflexiona sobre las creencias religiosas y, en especial, acerca del cristianismo y de la jerarquía católica. El filósofo guipuzcoano no se deja en su análisis nada en el tintero y reivindica, entre otras cosas, la necesidad de una educación laica y de que las religiones no invadan terrenos que no les corresponden en las sociedades democráticas, algo habitual en España. La segunda obra es The varieties of scientific experience: a personal view of the search for God (Penguin), de Sagan, un volumen editado por Ann Druyan que recoge las intervenciones del astrónomo estadounidense en las conferencias Gifford que dictó en octubre de 1985. Druyan es, por cierto, objeto de una interesante entrevista a cargo de Michael Shermer en el último número de la revista Skeptic, dedicado al divulgador científico con motivo de los diez años de su muerte. La viuda del astrónomo revela a Shermer que Sagan no se consideraba ateo, sino agnóstico, algo que espero entender mejor cuando me lea el libro y que me sorprende tras afirmaciones sobre la divinidad como las que hizo en su serie Cosmos.

Nota publicada en Magonia el 14 de abril de 2007.


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