«Da la impresión de [que es] una especie de aparición que irradia algo. Algo sombrío, desde luego. Incluso a mí me parece, a ojo de buen cubero, que esto tiene unas dimensiones grandísimas; pero quizá la gente de Cuenca nos pueda ayudar, sepa muy bien la medida de esa columnata que aparece en el fondo y nos saque de dudas. En fin, una de esas [fotos] que no se puede resolver, y a mí me encanta terminar así», decía Iker Jiménez en Cuarto Milenio el 12 de octubre de 2008. Juanto a su esposa, Carmen Porter, acababa de analizar una imagen que les habían mandado unos participantes en la Ruta Quetzal de 1998. Se trataba de una foto de grupo que se habían sacado ante la catedral de Cuenca, en la que habían detectado una extraña figura apoyada en la fachada del templo.
Como no podía ser de otro modo, Jiménez y Porter se entusiasmaron con la silueta. «Lleva una sotana o una especie de traje talar», apuntó él. «Pero una sotana de las antiguas, de las que ya casi no se ven», puntualizó ella. «Parece un poco un personaje de terror», añadió él. «La verdad es que es impresionante», dijo ella antes de pedir «a los amigos de la Ruta Quetzal» que les mandaran más fotos en las que se viera la figura, «para analizar paso por paso quién puede ser este extraño personaje. Porque puede ser que sea un sacerdote que, curioso por toda la gente que estaba allí reunida, pues, se escondió para ver qué salía en esa imagen». Jiménez no lo creía así: «Hombre, pues un sacerdote con aspecto como del siglo XII…». Y añadía: «¡Parece una auténtica aparición! ¡Parece una auténtica aparición!». ¿Un gran enigma? Pues, no.
En Cuenca, lo tenían claro desde el principio. Como ha pasado otras muchas veces con Cuarto Milenio, el enigma no era tal para quienes viven donde presuntamente se localizaba. Así, por ejemplo, mientras casi toda España puede pensar que en Vitoria un fantasma vaga por un palacete porque así lo dicen Jiménez y su troupe, los espectadores vitorianos de Cuatro se carcajeaban en su día de esa historia. Cambien el presunto enigma y la ciudad y es lo que ha hecho el programa desde sus inicios: engordar misterios que no se creen los lugareños de turno, pero los reporteros cuartomilenarios venden como tales al resto de los españoles. En la madrugada del 12 de octubre de 2008, muchos conquenses se tuvieron que partir de risa al ver en la tele esa «especie de aparición que irradia algo».
Un espectro con nombre y apellidos
«Lo siento, Iker, pero nosotros ya teníamos una imagen del espectro un poco más clara. Si nos hubieras preguntado, te lo habríamos contado», escribían dos días después en el blog Ataka, que enlazaba una foto del espectro con una señal de tráfico al hombro. «Efectivamente, Iker, la gente de Cuenca te puede ayudar… a quedar como el perfecto imbécil que eres», sentenciaban en el blog Gachas a la Antigua cuatro días después de la emisión del programa. Y es que la enigmática figura que tanto había intrigado a Jiménez, Porter y su informático de cabecera –el mismo que había certificado dos años antes la autenticidad de una foto de niñas fantasmales que era un burdo montaje– correspondía a una mendiga apodada La ET, muy popular en Cuenca. Remedios González Maya -así se llamaba- murió el 26 de octubre de 2011. Era, según su breve obituario, «una habitual de la entrada a la catedral, desde la que pedía limosna a los visitantes. Generaciones de conquenses la han conocido y convertido en un icono del paisanaje más típico de la capital». A los investigadores de Cuarto Milenio, les hubiera bastado con llamar a cualquier conquense para dar con una explicación mundana al irresoluble misterio.
Me acordé de esta anécdota el domingo cuando discutía en Twitter con un seguidor de Jiménez que minimizaba sus numerosísimos errores. Tras una corta búsqueda por la web, vi que corría el peligro de olvidarse y he decidido recordarla para que se incluya como es debido en el palmarés del misteriólogo vitoriano, quien ha presentado como enigmas el caso del cosmonauta fantasma, la maldición de Ochate, el fraude de las caras de Bélmez, la historia de El Caminante de Boisaca, las similitudes entre los asesinatos de Lincoln y Kennedy y otras muchas fantasías. Dicen, en algunos foros, que Jiménez pidió disculpas a la semana siguiente por su metedura de pata en el caso de la mendiga de Cuenca. No he visto ese vídeo ni dudo de que lo hiciera. Cuando le pillan con algo tan descarado, suele disculparse como si se tratara de un error aislado, cuando en su caso lo aislado son los aciertos.
Nota publicada en Magonia el 5 de febrero de 2013.