Cuando vi el libro en El Corte Inglés de Zaragoza, creí que era una humorada. ¿Quién puede sostener en 2005 que el ser humano apareció en América del Sur? Pues Germiniano González, un profesor leonés de Enseñanza Secundaria, y su obra Sudamérica: ¿cuna de la Humanidad? es la prueba. «Los humanos que hoy habitan la Tierra tienen un origen común, y ése fue Sudamérica. En el proceso evolutivo los hominideos primitivos son de una época geológica mucho más antigua en Argentina que en el resto del planeta», escribe González, un hombre convencido de que esa realidad fue descubierta por Florentino Ameghino (1854-1911), un naturalista aficionado argentino, a finales del siglo XIX y principios del XX. Si esa idea no está en boga es porque la ciencia oficial -dirigida por los investigadores europeos- ha marginado injustamente a Ameghino y ha ignorado sus hallazgos. Vamos, porque hay una conspiración.
Al título del libro de Germiniano González le sobran los signos de interrogación. El autor no tiene ninguna duda sobre el origen americano de los homínidos y de nuestra especie, y sitúa la existencia de los primeros humanos ¡hace decenas de millones de años! «Ayudándonos de datos paleontológicos, la arqueología y una metódica geología, muchos podemos defender que el hombre comenzó a ser tal, animal simbólico, hace no miles, sino millones de años, 10, 16, 20 millones y más», sostiene. E intenta convencer del error y la ceguera de centenares de paleoantropólogos con pruebas que ni siquiera hace cien años fueron consideradas dignas de atención. La impresión que da es que las herramientas de piedra y los huesos lo son en realidad, y que lo que Ameghino hizo fue errar en las dataciones y en las interpretaciones estratigráficas y de los restos óseos en su sueño de dar al hombre un origen americano. Así, los cráneos de Homo sinemento y H. pampaeus corresponden a H. sapiens, y los útiles que se datarían hace millones de años no tendrían más de miles de años.
Florentino Ameghino fue un evolucionista convencido y, para Germiniano González, un genio incomprendido en lo que respecta a la visión que tenía de la evolución humana. No importa lo que demuestran los hallazgos hechos en África en las últimas décadas, con fósiles en los que se ve reflejada la transición de los homínidos desde chimpancés bípedos hasta nuestros ascendientes inmediatos. El autor ignora todas esas pruebas en un texto ilustrado con dibujos que dirán algo a quienes tengan formación arqueológica, pero no al lector medio. Contiene, además, apuntes claramente racistas, como cuando habla de «las razas afro-asiáticas de las regiones tropicales, como los negros, negroides, australoides», y afirma que pasaron de América a África y «alcanzaron una evolución mayor que las anteriores, pero todavía muy inferior a la rama siguiente del Homo sapiens«, la que da lugar a «las razas cáucaso-mongólicas».
No falta un capítulo dedicado a la Atlántida -«un continente entre Europa-África y América»-, nada sorprendente en un autor que ha escrito otro libro titulado Una biblioteca lítica, en el cual defiende la autenticidad de las piedras de Ica, uno de los más descarados fraudes de la arqueología del siglo XX. Que Germiniano González, quien muestra en Sudamérica: ¿cuna de la Humanidad? una clara propensión al disparate y una supina ignorancia sobre nuestros orígenes, de clases de Secundaria resulta inquietante.
González, Germiniano [2004]: Sudamérica: ¿cuna de la Humanidad? Editorial Club Universitario. San Vicente. 127 páginas.
Reseña publicada en Magonia el 22 de enero de 2005.