«Tú eras un pionero y ahora esto es ciencia, ciencia pura», le dijo Eduard Punset a Uri Geller en febrero 1998 en Redes. Se refería al poder del llamado pensamiento positivo, que, según Geller -presentado en el programa como «telépata y mentalista»-, había hecho que mejorara su vida. «Cuando era niño, en mi casa éramos muy pobres y dormíamos todos en la misma habitación. Pero siempre creía que un día me pasaría algo extraordinario y ¿sabes lo que hacía? Visualizar. Solía cerrar mis ojos y, en una pantalla imaginada de televisión, visualizaba dinero, coches fantasiosos y un apartamento nuevo. De repente, me empezaron a llegar todas esas cosas», había contado el psíquico a Punset. Éste le había respondido diciendo que «la ciencia no niega el impacto de pensar positivo» y apostillando que el israelí había sido un pionero en algo que ahora «es ciencia, ciencia pura». Ahí queda eso.
Lo más sorprendente de la entrevista -que ahora pueden ver en la web de TVE- no es la infinita credulidad del economista catalán, sino su profundo desconocimiento del tema del que habla. El encuentro tiene lugar a finales de los años 90, pero Punset se ha quedado mentalmente anclado en los 70. Para él, el mundo se detuvo en septiembre de 1975, con el israelí asombrando con sus trucos de ilusionismo a José María Íñigo en Directísimo (TVE). ¿Es que en 1998 nadie del equipo de Redes había oído hablar de James Randi y su desenmascaramiento de Geller, plasmado, entre otros muchos sitios, en su libro The truth about Uri Geller, de 1982? ¿Ningún miembro del equipo del programa de TVE había leído ninguno de los artículos sobre Geller escritos por Martin Gardner y recopilados en libros como La ciencia. Lo bueno, lo malo y lo falso (1981) y La nueva era (1988)? ¿Nadie había hecho una mínima búsqueda en las hemerotecas para ver cómo, pocos días después de su aparición en Directísimo, el prestidigitador José Luis Ballesteros había duplicado en Madrid los trucos de Geller ante periodistas? ¿Ningún colaborador de Punset conocía la existencia del libro Uri Geller al descubierto, publicado en octubre de 1975 por el parapsicólogo español Ramos Perera? ¿A nadie se le pasó por la cabeza llamar por teléfono a un mago?
Credulidad desbocada
Nada en la entrevista apunta a un mínimo escepticismo por parte de Punset. Al contrario. En todo momento, parece arrobado. A cada bobada que suelta su interlocutor, responde con una sonris complaciente. «Me hice famoso doblando cucharas, pero también puedo curar o encontrar oro y petróleo con mis poderes». Punset calla. «Como dijo Einstein, sólo utilizamos el 10% de nuestro cerebro«. Punset calla. «Creo en el poder de los colores -muy importante-, en la terapia de los aromas, en el poder curativo de las manos. En realidad, se puede emitir energía con nuestros cuerpos mejorando los sistemas inmunológicos. (…) Me ha sorprendido muchas veces la capacidad de curar, especialmente con los niños, porque son abiertos». Punset calla. Geller le enseña, como prueba definitiva a favor de sus poderes, el número de Nature con el artículo en el que los parapsicólogos Harold Puthoff y Rusell Targ presentan los resultados de sus experimentos con él. Punset calla. Geller adivina lo que el entrevistador supuestamente ha dibujado antes lejos de sus ojos, un triángulo que reproduce a ciegas al mismo tamaño. Punset se asombra.
Es verdad que Uri Geller se hizo famoso en los años 70 doblando cucharas, pero desde el principio los magos duplicaron ése y otros supuestos prodigios del israelí mediante trucos. Que descubriera yacimientos de oro y petróleo con sus supuestos poderes paranormales es mentira. Visto cómo ha engañado a tanta gente durante tanto tiempo, es normal que Geller crea que mucha gente sólo usa el 10% del cerebro, pero ni lo dijo Einstein ni es verdad, como puntualizaba en Redes tras la entrevista el neurofisiologo José Manuel Rodríguez Delgado. Respecto a sus creencias sobre el poder de los colores y la aromaterapia, no hace falta decir nada, como tampoco sobre su presunta capacidad sanadora. El trabajo de Puthoff y Targ sobre Geller publicado en Nature tenía tantos fallos de diseño y control que el Pentágono, que lo había encargado, retiró la financiación a los parapsicólogos.
Por eso mismo, la prueba de su capacidad telepática en Redes no demuestra nada. No dudo de que Punset crea que hizo el dibujo lejos de la vista de Geller, pero el psíquico tiene un historial de trampas tan largo que tengan por seguro que, si él no estaba delante cuando el economista dibujó el triángulo, lo estaba algún compinche. En la misma línea de ingenuidad está la afirmación de Punset de que, la noche que Geller actuó en Directísimo, en casa de un miembro de su equipo -entonces, un niño- dejaron dos cucharas sobre una mesa y a la mañana siguiente una apareció doblada por arte de magia. Hay que ser muy incauto para tragarse el milagro sin considerar antes la posiblidad de que los padres doblaran la cuchara para sorprender a su hijo o éste o alguno de sus hermanos -si los tenía- lo hiciera para llamar la atención.
El encuentro entre Punset y Geller ocupa un tercio de un episodio de Redes delirante en el que se hace publicidad de la secta Meditación Trascendental y su líder, Maharishi Mahesh Yogi, se da crédito a los curanderos que dicen manipular energía y se confunden los poderes paranormales con la capacidad de mover, por ejemplo, trenes de juguete mediante detectores de impulsos eléctricos conectados al cerebro.
¡Bienvenidos a la realidad alternativa de Redes!
Nota publicada en Magonia el 15 de febrero de 2017.