Dicen que es la sensación de internet, que está arrasando en las redes, que… Yo no lo conocí hasta hace tres días. Supongo que depende, como los incendios de Twitter, de las fuentes de las que beba uno. Si son tontas, acabará leyendo y viendo tonterías. Por eso, algo tan pueril como dos lápices cruzados moviéndose sobre un papel, dividido en cuatro cuadrantes en los que se ha escrito alternativamente sí y no, se ha convertido en un fenómeno viral. El juego -paranormal, dicen- responde al nombre de Charlie, Charlie, la supuesta entidad a la que preguntas lo que sea y te responde a través del lápiz. «Nadie sabe quién es Charlie. Las teorías van desde que se trata de un niño suicida, una víctima de un accidente de tránsito, o una deidad pagana mexicana que ahora está aliada con el diablo cristiano», cuenta el diario El Observador, de Montevideo.
Es cierto. Si uno pone un lapicero en equilibrio sobre otro, acabará moviéndose por el precario equilibrio en el que se encuentra, por vibraciones de la superficie sobre la que descansan o por soplidos de alguno de los reunidos. La mesa de mi despacho es, al parecer, demasiado estable, así que me veo obligado a soplar para que Charlie mueva el lápiz. El ingeniero Alberto Fernández, que da en institutos charlas para el fomento del pensamiento crítico, me decía ayer que en marzo los chavales le habían empezado a comentar el juego. Según el también escéptico Ezequiel del Bianco, el boom de esta semana es consecuencia de un estúpido vídeo del youtuber DrossRotzank. Ya hace años que James Randi pilló al caradura de James Hydrick moviendo un lápiz con el poder de su mente… mediante soplidos. Lo pueden comprobar a partir del minuto 9 del siguiente vídeo.
Nota publicada en Magonia el 29 de mayo de 2015.