El doodle interactivo de Google de hoy conmemora el 66º aniversario del caso del ovni estrellado en Roswell (Nuevo México, Estados Unidos), un incidente ocurrido pocos días después del avistamiento de los primeros platillos volantes por Kenneth Arnold. La noticia de la captura de un presunto ingenio de origen desconocido -en aquel entonces, nadie hablaba de naves extraterrestres- fue el 8 de julio de 1947 la principal información de la primera página del Roswell Daily Record. “Los muchos rumores sobre platillos volantes se hicieron realidad ayer cuando la oficina de Inteligencia del Grupo de Bombarderos 509. de la Octava Fuera Aérea, Aeródromo del Ejército de Roswell (RAAF), tuvo la suerte de obtener un disco gracias a la cooperación de uno de los granjeros locales y de la oficina del sheriff del condado de Chávez”, contaba el diario, haciéndose eco de un comunicado de prensa dictado por el teniente Walter Haut.
Sin embargo, al día siguiente, los militares se desdijeron, indicaron que los restos se correspondían en realidad con piezas de un globo meteorológico y mostraron a la Prensa los trozos de madera de balsa y papel de aluminio. Nadie creyó entonces -ni en los años 50, 60 y 70- que una nave extraterrestre se hubiera estrellado cerca de Roswell, cuya base aérea acogía en 1947 el primer escuadrón atómico del mundo, el Grupo de Bombarderos 509. Y el caso de Roswell cayó en el olvido durante más de treinta años. Los ufólogos ignoraron el suceso hasta 1980, cuando Charles Berlitz -entonces famoso por haber cebado la leyenda del triángulo de las Bermudas con dos libros repletos de información falsa y errónea- y William Moore publicaron El incidente, libro en el que sostenían que habían encontrado testigos y pruebas de que los militares no sólo habían recuperado en Roswell los restos de una nave de otro mundo, sino también varios cuerpos de sus tripulantes. ¡Y llegó el desmadre! A partir de ese año, se sucedieron los libros sobre el caso, sin que nunca quedara claro cuál fue el día concreto del castañazo cósmico ni dónde se estampó contra el desierto el platillo volante. De hecho, el punto del presunto siniestro ha sido objeto de agrias discrepancias entre lugareños deseosos de hacer negocio en sus tierras.
Los militares mintieron en 1947 cuando dijeron que en Roswell había caído un globo meteorológico. No fue así. Según información desclasificada en 1994 por la Fuerza Aérea estadounidense, los restos correspondían al globo número 4 del proyecto ultrasecreto Mogul, lanzado el 4 de junio desde Alamogordo, a 150 kilómetros de Roswell, y cuyo objetivo era detectar las ondas sonoras provocadas por las esperadas primeras pruebas nucleares soviéticas. Los vendedores de misterios ni se inmutaron. Un año después, el productor televisivo Ray Santilli vendió a cadenas de televisión de medio mundo una película en blanco y negro con la supuesta autopsia a uno de los alienígenas muertos en Roswell. Javier Sierra, en aquella época colaborador de la revista Año Cero, dio la cinta por buena. Estaba convencido de que el invento del transistor podía estar basado en tecnología del platillo estrellado en Nuevo México y proclamaba a los cuatro vientos respecto a los seres que aparecían en la película: «¡No son humanos!», «¡Estaban vivos!», «Jaque a la ciencia», «Roswell, un Watergate cósmico»… Los extraterrestres cabezones eran, sin embargo, de goma, creaciones de John Humphreys, un experto en efectos espaciales que ha trabajado en series como Doctor Who. Pero nada de esto importa a los ufólogos ni en Roswell, donde todos los años por estas fechas montan un festival ovni para sacar los cuartos a los turistas.
Nota publicada en Magonia el 8 de julio de 2013.