Por qué hay que responder a las chorradas paranormales

'Fantasmas' materializados durante una sesión espiritista por la médium Helen Duncan, Las caras parecen máscaras, los hombros tienen forma de percha y la ropa tiene trama. Foto: Harvey Metcalfe.
‘Fantasmas’ materializados durante una sesión espiritista por la médium Helen Duncan, Las caras parecen máscaras, los hombros tienen forma de percha y la ropa tiene trama. Foto: Harvey Metcalfe.

No hay, a mi juicio, ninguna tontería pseudocientífica que merezca el pasotismo de los escépticos. Hace años, se puso de moda entre algunos colegas la idea de que ya no había que perder el tiempo respondiendo a las bobadas de los ufólogos, parapsicólogos, astrólogos y demás pseudólogos. Había que pasar a una nueva fase en la defensa del pensamiento crítico centrada en asuntos socialmente más relevantes como la antivacunación, el negacionismo del sida, la investigación con embriones, el cambio climático, los transgénicos

En mi opinión, dejar que una aparentemente inocente superchería arraigue en el cerebro es abrir las puertas a que entre en tromba una legión de creencias peligrosas. Hubo un momento en el que por pensar así me sentí un bicho raro entre mis colegas españoles. Seguramente, lo sigo siendo; pero por otras razones. Sin embargo, pronto comprobé que no era el único, ni mucho menos, al que le parecía necesario plantar cara a quienes dicen que una estatua de la Virgen llora sangre, que se han grabado voces del Más Allá en unas ruinas o que hay quien cura enfermedades mediante la imposición de manos. Recuerdo una conversación sobre este asunto con Joe Nickell, durante un descanso del Primera Conferencia Iberoamericana sobre Pensamiento Crítico, y cómo me alegré cuando el veterano cazafantasmas escéptico me dijo que compartía mi punto de vista. Otro buen amigo, Alejandro J. Borgo, sentenció después en aquel encuentro que «no hay asunto que no podamos investigar y discutir: los ovnis, la astrología, la parapsicología, la clonación terapéutica, el aborto, la eutanasia, la separación de la Iglesia y el Estado, lo políticamente correcto…».

«Las afirmaciones paranormales -y aquí uso el término en el sentido más amplio posible- son para mí como una muñeca rusa que esconde algo en su interior, algo que resulta siempre más atrayente que el envoltorio, por muchos prodigios de los que este último haga gala», sostengo en la cuarta entrega de ¡Paparruchas!, mi columna en español en la web del Comité para la Investigación Escéptica (CSI), titulada «Chorradas paranormales». Responder a las tonterías pseudocientíficas, por estrafalarias que sean, no es una pérdida de tiempo; no hacerlo, pudiendo, sí es una irresponsabilidad, es cerrar los ojos a lo que pasa a nuestro alrededor y abogar por un escepticismo ajeno a la realidad social.

 Pueden leer mi reflexión en la web del CSI.

Nota publicada en Magonia el 31 de julio de 2011.


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