«Nuestros parientes más cercanos son los castores; ni monos ni puñetas», sentenció Jorge María Ribero-Meneses el domingo en ETB 2. Durante algo más de siete minutos, este peculiar personaje expuso, en el programa Kresala, sus disparatadas ideas sobre el origen anfibio y vasco del hombre. Defendió que «el ser humano tiene un origen marino»; que «todo lo del mono es un disparate monumental, que no tiene absolutamente ninguna verosimilitud»; que «Zumaia es la clave de nuestro origen anfibio»; que «en las lagunas marítimas surgieron las primeras sociedades humanas»… Y nadie le llevó la contraria ni indicó a los espectadores que esas afirmaciones, que incluyen a las sirenas como parientes nuestros, carecen del mínimo fundamento. Todo lo contrario: el presentador del espacio calificó la sucesión de bobadas de «hipótesis científica».
Hubiera bastado una simple llamada a la Universidad del País Vasco y hablar dos minutos con un prehistoriador o un biólogo para poner las ideas de Ribero-Meneses donde se merecen, en la misma estantería que los secuestros extraterrestres. Los responsables de Kresala no la hicieron y, al presentar su estrambótica visión de nuestro pasado -con sirenas incluidas y un origen marino reciente del ser humano- como una «hipótesis científica», demostraron que no hay nadie en el equipo del programa con una mínima cultura, alguien que tenga una ligera idea de la evolución de la vida y el ser humano. Presentado como filólogo y prehistoriador, Ribero-Meneses sostiene, entre otras cosas, que el euskera es la lengua madre de todas las clásicas; que la Humanidad apareció a orillas del Cantábrico, y no en África; y que los restos de la Atlántida está frente a la costa asturiana. Hasta esta entrega de Kresala, todo esto sólo se lo tomaban en serio en los mismos ambientes marginales donde también hay quien propugna que los vascos «vinimos de Orión y nos convertimos en pastores», «estuvimos de paso por la Atlántida» y el euskera es una de las 72 lenguas surgidas de la confusión tras la caída de la Torre de Babel. Ahora es posible que algunos espectadores de ETB 2 también crean que hay algo de cierto en las ideas de este personaje.
«¡Tardé varios minutos en darme cuenta de que el programa no era una broma!», me ha indicado un científico de los de verdad, indignado porque la televisión pública vasca dé pábulo a toda esa estupidez de «nuestros antepasados sirénidos, nuestros parientes cercanos los delfines y los castores, y las evidencias que se encontrarán de todo esto en Zumaia». Coincido con él. Si ETB 2 emitiera una pieza de información política tan frívola y tergiversadora como la del origen y evolución de la vida de Kresala, el escándalo sería mayúsculo. Pero estamos hablando de ciencia, de conocimiento, de sembrar la ignorancia desde una televisión pública, y ¿eso a quién le preocupa?
Nota publicada en Magonia el 28 de julio de 2010.