
¡Parece mentira que Maddox escribiera estas líneas hace casi cuarenta años! Que suenen tan actuales no demuestra sino la validez de su pensamiento. El fallecido divulgador científico destaca en ese mismo libro, entre otras cosas, que «uno de los aspectos más inquietantes de la polémica actual en torno al medio ambiente es la forma en que se plantea como un enfrentamiento entre unos individuos que miran con visión amplia hacia el futuro en pro de los interesas de la Humanidad y otros que no se preocupan en absoluto de este futuro. Se considera que los que no defienden ardientemente una política de preservación del medio están a favor de su destrucción». A Maddox le molestaba ya entonces el perverso uso de la palabra ecología por parte de quienes profesan la ecolatría y, sobre todo, el alarmismo. «Los interrogantes que estos modernos profetas del fin del mundo han planteado son sutiles e interesantes; el tono en que se plantean contiene demasiados prejuicios para la tranquilidad intelectual», decía. Y añadía que, por su simplificación de la realidad, las ideas de los catastrofistas, «en vez de atraer la atención hacia problemas importantes, pueden socavar gravemente la capacidad del género humano para luchar por su superviviencia. El síndrome de la destrucción del mundo puede constituir por sí sólo una amenaza mucho más grave que cualquiera de los problemas que la sopciedad se ha creado».
John Maddox [1972]: El síndrome del fin del mundo [The doomsday syndrome]. Traducción de J.M. Alvarez Flórez. Barral Editores (Col. «Breve Biblioteca de Respuesta», Nº 111). Barcelona 1974. 285 páginas.