
Sagan era un firme partidario de la búsqueda de inteligencia extraterrestre, pero no se tragaba las patrañas de los ufólogos. ¡Qué la desfachatez de los impulsores de esta iniciativa!: se apropian de la imagen de un divulgador científico que plantó cara a los charlatanes para dar su nombre a una organización dedicada a la promoción de la irracionalidad. «Lo que está implícito en los objetivos del ICS es que será preciso emplear métodos tanto científicos cuanto no ortodoxos, de manera armoniosa y concatenada, para que se obtengan los resultados deseados», anuncia Gevaerd, quien mantiene que los extraterrestres están actuando en la Tierra desde hace milenios. Vamos, que no hay que descartar -todo lo contrario- que el ICS haga sesiones de escritura automática y psicofonías en círculos del cereal. Si Sagan levantara la cabeza… Esperemos que sus herederos pongan freno a este atropello.