A todos nos gustaría vivir sin trabajar, o trabajando lo menos posible. No es tan difícil si uno carece de escrúpulos. Hay cantidad de incautos con dinero dispuestos a gastárselo en tonterías como la adivinación del futuro y el espiritismo. ¿Ha pensado alguna vez en convertirse en vidente?, ¿le gustaría embolsarse cerca de 100 euros por media hora o menos de trabajo?… Y lo mejor: ¿sabe que no hace falta ninguna preparación ni aptitud especial para ejercer de adivino o médium y forrarse?
Michael Shermer, director de la Skeptic Magazine y columnista de Scientific American, acaba de publicar una sencilla guía para convertirse en vidente o médium, de la que el siguiente decálogo es una versión libre. Son lecciones que sólo exigen un poco de práctica y que pueden hacerle rico. Deje a un lado la vergüenza y los escrúpulos; estamos hablando de ganar dinero fácil a costa de la credulidad ajena, algo que no está perseguido por la Ley. Así que póngase manos a la obra:
1. Monte un escenario apropiado. Haga que el visitante se sienta cómodo en su consulta, pero también impresionado. Decore la estancia con cartas astrales, imágenes de famosos dotados como Nostradamus, velas y libros, muchos libros que, a ser posible, parezcan viejos. La penumbra ayuda: recuerde el tenebroso gabinete televisivo de Fernando Jiménez del Oso.
2. Sea simpático y humilde. Hable educada y suavemente, sonría, mire a los ojos… Explique a su cliente que su don es algo que tenemos todos, pero que usted simplemente lo ha cultivado. Vaya preparando el terreno para posibles errores: admita que nadie acierta siempre.
3. A todos nos preocupa básicamente lo mismo: la salud, el dinero y el amor. Recuerde lo que decía la canción de 1967: «Tres cosas hay en la vida: salud, dinero y amor. El que tenga esas tres cosas que le dé gracias a Dios». La mayoría de sus clientes estarán preocupados por alguna de estas tres cosas. Téngalo en cuenta.
4. Empiece con generalidades. «Necesita que los demás le quieran y le admiren; pero es crítico consigo mismo. Aunque tiene ciertas debilidades de carácter, generalmente es capaz de compensarlas. Posee considerables capacidades que no ha utilizado aún en su propio beneficio…». Frases de este estilo siempre impresionan a pesar de tratarse vaguedades que se adaptan a cualquiera. Este fenómeno es la esencia del éxito de las cartas astrales y los horóscopos de los medios de comunicación.
5. Céntrese después en objetos y situaciones comunes a casi todos. Hable de accidentes infantiles, objetos heredados, llaves desaparecidas, aparatos que han dejado de funcionar de repente, cicatrices de la niñez, primeros amores no correspondidos…
6. Sonsaque información al incauto sin que se entere. Hágale preguntas como si fueran afirmaciones -¿cómo lo interpreta?, ¿le afectó mucho?…- y deje que hable: le proporcionará mucha información que luego él creerá que le ha dado usted. Es lo que hacen los videntes en la televisión. Puede comprobarlo grabando una de sus sesiones y luego viéndola avanzando y retrocediendo: nunca adivinan nada.
7. Utilice jerga propia de un saber oculto. Si hace cartas astrales, diga: «La cuadratura del Sol con Neptuno muestra que suele desestimar su propia capacidad para triunfar y, por ello, a veces no hace realidad sus ideas». ¿Qué es «la cuadratura del Sol con Neptuno»? Nada, pero no importa; el cliente no va a darse cuenta. Si echa el tarot, puede decir lo mismo, sustituyendo «la cuadratura del Sol con Neptuno» por «la Rueda de la Fortuna» o cualquier carta que le salga. La jerga y la parafernalia -la bola de cristal, el mazo del tarot…- son parte imprescindible de su decorado.
8. Consulte libros de psicología y sociología para deducir lo que preocupa a sus clientes. Una cosa es la biblioteca de su gabinete -puro decorado- y otra la que puede utilizar para mejorar su técnica. La literatura científica le servirá para conocer las preocupaciones de la gente por edad, grupo social, educación… No olvide los sondeos demoscópicos -le vendrán para saber lo que en cada momento preocupa más a sus conciudadanos- ni la situación nacional e internacional: quien más, quien menos, casi todo el mundo teme en la actualidad por su situación económica, por ejemplo.
9. Diga a la gente lo que quiere escuchar. A todo el mundo le agrada oír que las cosas le van a ir mejor en el futuro, que no es suficientemente reconocido en su trabajo o que las oposiciones que está preparando le van a solucionar la vida. No se preocupe porque el futuro le desmienta. Durante una sesión puede predecir muchas cosas -entre ellas, incontables obviedades-, así que los fracasos siempre puede atribuírselos a su margen de error. Además, la gente tiene tendencia a acordarse sólo de los éxitos de los videntes.
10. Tenga siempre excusas a mano. Si no acierta algo, puede decir que pasó hace mucho tiempo y que el hecho de que su cliente no lo recuerde resulta inquietante, o sugerir que es algo que quizá no ha pasado todavía. Achaque cualquier fallo o titubeo a malas conexiones espirituales, energías negativas y otras influencias extrañas. En una sesión espiritista, culpe a sus clientes de no poner el suficiente interés en conectar con sus parientes muertos. Recuerde, además, que usted siempre ha dicho que nadie acierta siempre.
Con este decálogo -basado en el de Shermer- y un poco de práctica, estará listo para abrir un consultorio con garantías de éxito y quien sabe si disfrutar de acaudalados clientes, montar un consultorio telefónico y ser invitado a fiestas en Marbella e incluso a residencias reales. Piénselo, el mundo está lleno de incautos que son engañados por videntes y espiritistas porque quieren y sin que las autoridades tomen medidas para evitarlo.
Información publicada en Magonia el 17 de diciembre de 2008.