El mas famoso de los cráneos de cristal, el de Mitchell-Hedges, fue tallado a finales del siglo XIX o principios del XX, según revela un análisis hecho recientemente en la Institución Smithsoniana. Los resultados de la primera investigación científica de la llamada Calavera del Destino, la reliquia en la que se inspiró George Lucas para la última aventura de Indiana Jones, se presentan en un documental que National Geographic Channel (NGC) estrena esta noche en España. La leyenda de la calavera de cristal es el más serio de los trabajos de divulgación hechos sobre estas piezas a las cuales los aficionados a lo paranormal han atribuido todo tipo de poderes mágicos.
Los análisis con microscopio de última generación realizados para el reportaje de NGC confirman otros anteriores que descartaron hace años que las piezas del Museo Británico, el Museo de Quai Branly y el Instituto Smithsoniano fueran precolombinas. Demuestran que estos tres cráneos presentan marcas de herramientas modernas, que los dos europeos fueron tallados en el siglo XIX y el norteamericano, después de 1950. El estudio de la Calavera del Destino revela, igualmente, que se labró con herramientas que no existían hasta finales del siglo XIX. Los autores del documental concluyen, además, que es mentira que Anna Mitchell-Hedges encontrara la pieza entre las ruinas de Lubaantun en los años 20 de siglo pasado, cuando su padrastro, el aventurero Frederick Albert Mitchell-Hedges, excavaba allí. Sostienen que todo el episodio del hallazgo de la joya de cuarzo fue una invención muy posterior de la mujer, quien acabó creyéndose su fantasía de tanto repetirla en saraos paranormales y a los periodistas.
El reportaje deja claro una vez más que es falso que, como se dijo hace unos meses en Cuarto milenio, se trate de «calaveras para las que no se tiene una explicación» (Carmen Porter); que la de Mitchell-Hedges proceda de Belice (José Luis Cardero) y fuera encontrada en una pirámide maya (Nacho Ares); que no se sepa con qué maquinaria se han tallado y pulido estas piezas (Porter); que se haya demostrado que el cráneo del Museo Británico y otros dos similares, a escala microscópica, «no tienen marcas de herramientas», «es como si la piedra hubiese cristalizado así» (Santiago Camacho)…
No se pierdan los 46 minutos de La leyenda de la calavera de cristal. Merecen la pena: ponen a los fabricantes de misterios en su sitio.
Nota publicada en Magonia el 26 de octubre de 2008.