Todavía no salgo de mi asombro. Un grupo de ufólogos brasileños ha fundado una entidad dedicada al estudio de los platillos volantes y la ha llamado Instituto Carl Sagan (ICS). Mezclando churras con merinas, y demostrando muy poca vergüenza, se han apropiado del nombre y la imagen del científico y divulgador para la promoción de una de las pseudociencias que denunció en sus libros. Argumenta A.J. Gevaerd, director de la revista Ufo y líder del proyecto, que Carl Sagan no sólo «se dedicó incansablemente a la búsqueda por otras formas de vida en el universo», sino que además «tenía profundo conocimiento de la presencia alienígena en la Tierra». Podía haber dicho, con el mismo fundamento, que el astrofísico estadounidense visitó la Atlántida, tuvo experiencias extracorpóreas, fue exorcizado….
Sagan era un firme partidario de la búsqueda de inteligencia extraterrestre, pero no se tragaba las patrañas de los ufólogos. ¡Qué la desfachatez de los impulsores de esta iniciativa!: se apropian de la imagen de un divulgador científico que plantó cara a los charlatanes para dar su nombre a una organización dedicada a la promoción de la irracionalidad. «Lo que está implícito en los objetivos del ICS es que será preciso emplear métodos tanto científicos cuanto no ortodoxos, de manera armoniosa y concatenada, para que se obtengan los resultados deseados», anuncia Gevaerd, quien mantiene que los extraterrestres están actuando en la Tierra desde hace milenios. Vamos, que no hay que descartar -todo lo contrario- que el ICS haga sesiones de escritura automática y psicofonías en círculos del cereal. Si Sagan levantara la cabeza… Esperemos que sus herederos pongan freno a este atropello.
Nota publicada en Magonia el 1 de septiembre de 2008.