Tengo que reconocerlo: no me lo esperaba. No esperaba que la celebración de unas conferencias sobre ovnis tuviera, a estas alturas, la repercusión mediática que ha tenido 60 años de platillos volantes, la jornada organizada el jueves pasado en la Biblioteca de Bidebarrieta por el diario El Correo, la Universidad del País Vasco (UPV), la Facultad de Ciencia y Tecnología de la UPV, el Círculo Escéptico (CE), el Centro para la Investigación y el Ayuntamiento de Bilbao.
Las charlas fueron anunciadas en los días previos en El Correo, Deia, El Comercio (Gijón), El Nervión,Gara y La Voz de Cádiz además de hacerse eco de su celebración las agencias Europa Press y Vasco Press, en sendos despachos. El día anterior y el de autos, el biólogo Eduardo Angulo; Fernando L. Frías, presidente del CE, y el filósofo Ricardo Campo se multiplicaron para atender a periodistas interesados en saber de qué iban a hablar. Intervinieron ante las cámaras de Euskal Telebista y los micrófonos de Herri Irratia, Onda Cero Bilbao, Punto Radio Bilbao, Radio Euskadi y Radio Bilbao SER, y hablaron con El Correo y la agencia Efe, que emitió un extenso despacho sobre el asunto firmado por Ibai Zurimendi que reprodujeron, al menos, los diarios 20 Minutos y La Segunda (Santiago de Chile). Yo me quedé en el banquillo hasta que fue precisa -porque mis compañeros no podían- mi presencia mañanera ante las cámaras de Telecinco y -como refuerzo- en Radio Euskadi con Félix Linares y Roberto Moso. Días después, hubo intervenciones rezagadas en la COPE y Punto Radio.
En una calurosa tarde, de ésas que en Bilbao hacen que la gente huya a la costa o a los montes próximos, unas 130 personas asistieron el jueves durante tres horas a las cuatro charlas y la mesa redonda. Campo habló de los orígenes históricos de la creencia en los platillos volantes. Frías protagonizó una desopilante charla centrada en las tonterías más tontas de la ufología ibérica, incluidos el caso Ummo y la historia del testigo ovni al que le salió un tercer testículo tras su contacto extraterrestre, según Iker Jiménez; Angulo hizo un divertido e interesante recorrido por los alienígenas de la ciencia ficción, género en el que es un reconocido experto; y yo expliqué el origen del gris, el prototipo actual de visitante. Al coloquio posterior, que duró cerca de una hora, se sumó el astrofísico Agustín Sánchez Lavega, quien ilustró al público sobre la realidad de la búsqueda científica de vida extraterrestre y la confrontó con los mundos y seres imaginarios de la religión y la ufología.
A modo de cierre de un curso en el que se han organizado en la capital vizcaína tres ciclos de charlas –Misterios, a la luz de la ciencia, La Teoría de la Evolución y los cuentos creacionistas y 60 años de platillos volantes– y una mesa redonda –Antenas y salud: verdades y mentiras– de promoción del pensamiento crítico, adelanté que los actos de este tipo van a continuar en el futuro e invité a los espectadores interesados a proponer los asuntos que quieran que tratemos en futuras jornadas. Después, tuve oportunidad de compartir una rápida cerveza con Julio Arcas y Matilde González, de la Fundación Anomalía, que lamentablemente no pudieron quedarse a la cena que habíamos convocado y con quienes Campo, Frías y yo hablamos de la necesidad de exportar la fórmula de difusión del pensamiento crítico puesta en práctica en Bilbao a otras ciudades españolas. El tiempo dirá si eso es posible o no; pero habría que intentarlo, ¿no?
Nota publicada en Magonia el 9 de julio de 2007.