Lo contaba Zigor Aldama ayer en El Correo: un centro comercial de Shanghai ha estrenado el primer metro interno del mundo para que sus clientes vayan de tienda en tienda sin cansarse. «Similar a los que se utilizan en parques temáticos o para conectar entre terminales aéreas, tiene capacidad para unos veinte ocupantes». No lo había leído todavía cuando Luis Miguel Ortega, tesorero del Círculo Escéptico, me alertó de las extraños seres que miran al paseante comprador desde el flamante metro: son grises de grandes ojos almendrados, los extraterrestres prototípicos desde que una gran platillo volante aterrizó en la Torre del Diablo en Encuentros en la tercera fase (1977).
Nota publicada en Magonia el 1 de julio de 2008.