El misil de Bruno Cardeñosa contra el Pentágono el 11-S tenía tren de aterrizaje

Parte del tren de aterrizaje del 'Vuelo 77' de American Airlines.
Parte del tren de aterrizaje del ‘Vuelo 77’ de American Airlines.

Ya saben que, según los conspiranoicos, contra el Pentágono no se estrelló ningún avión de pasajeros el 11-S. Si no lo saben es porque son unos ignorantes que no leen las obras de Bruno Cardeñosa, para quien lo que destruyó parcialmente el cuartel general estadounidense fue un misil en un autoatentado. «Creo que hace falta más atrevimiento para que se denuncien ciertas cosas, pero quienes mandan son conscientes de que es imposible que los grandes medios, por poner un ejemplo, vayan a negar que el 11-S se estrellara un avión en el Pentágono. Aquello no sucedió, así me lo confirman informes científicos, aeronáuticos, testigos…», declaraba hace tres años en una de las múltiples entrevistas de promoción de su peculiar -seamos caritativos- visión de la realidad.

Hacía tiempo que no me acordaba de los disparates de Cardeñosa sobre los atentados de septiembre de 2001. Hace unas horas me los ha recordado una anotación de los siempre recomendables Microsiervos en la que Alvy llama la atención sobre una recopilación de diez fotografías que «echan prácticamente por tierra algunas de las teorías conspirativas del 11-S». Resulta que la primera imagen corresponde a parte del tren de aterrizaje del Vuelo 77 de American Airlines entre los restos del edificio. O eso o es que ahora resulta que los misiles tienen trenes de aterrizaje, vayan ustedes a saber por qué capricho de nuestros conspiranoicos.

Cardeñosa es el mismo ufólogo que decía hace siete años que en la película Tres hombres y un bebé (1987) se veía un fantasma. Por si no se acuerdan, esto último lo hizo en Antena 3 TV, donde dio por cierta la presencia de un espectro en una secuencia del filme protagonizado por Tom Selleck, Steve Guttenberg y Ted Danson. En realidad, el fantasma era una silueta de cartón del tercero, cuyo personaje de la película es un actor. «Esta escena de Tres solteros y un biberón (sic) es la clara demostración de que, gracias a una cámara de cine, pueden registrarse presencias y manifestaciones que el ojo humano no está capacitado para detectar», sentenciaba el ufólogo al tragarse la vieja leyenda urbana, tal como denunció Zenón Sanz en un artículo titulado «Tres hombres, un biberón y el fantasma de Bruno Cardeñosa», publicado en la revista La Nave de los Locos.

Nota publicada en Magonia el 4 de junio de 2008.


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