Una roca que no tenía que estar ahí

La piedra con forma de dónut, visible en la foto de la derecha, no aparecía doce días antes en imágenes del lugar. Fotos: NASA.
La piedra con forma de dónut, visible en la foto de la derecha, no aparecía doce días antes en imágenes del lugar. Fotos: NASA.

Diez años después de haber llegado a Marte para una misión de tres meses, el todoterreno Opportunity sigue explorando el planeta rojo, enviando información y planteando incógnitas. La última es la aparición de la nada, al borde del cráter Endeavour, de una roca del tamaño de un puño. Se ve en una  foto tomada por la Cámara Panorámica del rover el sol 3540 (8 de enero), pero no estaba ahí el sol 3528 (26 de diciembre). La NASA usa el término sol para referirse al día marciano, que dura 24 horas, 39 minutos y 35,244 segundos.

Steve Squyres, científico jefe de la misión, reconoció, en el acto conmemorativo de los diez años de Opportunity en Marte, que los  miembros de su equipo están intrigados por la presencia de isla Pináculo, como han bautizada la piedra. Comparando imágenes anteriores con las últimas recibidas, la descubrieron donde no tenía que haber nada. «Parece blanca desde los bordes hacia el centro, y tiene una depresión en el centro que es de color rojo oscuro. Tiene la apariencia de un donut relleno».

Por si surgir de la nada fuera poco, la roca no se parece a nada que los responsables de la misión hayan visto antes. Según los primeros análisis, «es muy rica en azufre y en magnesio y tiene el doble de manganeso que cualquier otra piedra que hayamos analizado en Marte. No sabemos lo que todo esto significa. Estamos completamente confundidos, y todo el mundo en el equipo está discutiendo y peleando sobre ello. ¡Estamos pasándolo de maravilla!». ¿Pero de dónde ha venido?

Squyres y su equipo manejan dos posibles hipótesis para la roca misteriosa: que saliera por los aires hasta el lugar por el impacto de un meteorito o que una de las ruedas del todoterreno la pisara y saliera despedida. Esperan tener una respuesta en unos días. Lo que sí saben es que la piedra está boca abajo y la parte que ha quedado a la vista «no ha estado expuesta a la atmósfera marciana en miles de millones de años», por lo que es un auténtico «un golpe de suerte».

Meteoro marciano

El meteoro marciano fotografiado por 'Spirit' en 2004. Foto: NASA.
El meteoro marciano fotografiado por ‘Spirit’ en 2004. Foto: NASA.

Spirit, el gemelo de Opportunity que dejó de funcionar en 2010, fotografió el 7 de marzo de 2004 un punto brillante que atravesaba el cielo marciano sobre el cráter Gusev. Los científicos manejaron desde el principio dos posibles explicaciones: o era un meteoro, o uno de los siete ingenios humanos que orbitaban entonces el planeta rojo ya fuera de servicio.

En junio de 2005, Franck Selsis, del Centro para la Investigación Astronómica de Lyon; Mark Lemmon, de la Universidad Texas A&M; Jérémie Vaubaillon, del Observatorio de París; y James Bell, de la Universidad de Cornell, anunciaron en la revista Nature que habían «identificado el primer meteoro marciano y su cometa originario». Después de analizar detenidamente la imagen y probar modelos, concluían que la trayectoria, orientación y forma de la estela encajaban con la de un meteoro originado por los restos del cometa Wiseman-Skiff que el planeta rojo atraviesa periódicamente y provocan las Cefeidas marcianas.

Nota publicada en Magonia el 27 de enero de 2014.


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