«Platillos volantes. El origen del mito» es el titulo de la charla que daré este sábado (18 horas) en el marco de los encuentros Enigmas y Birras de Bilbao, organizados desde mayo de 2011 por el Círculo Escéptico y que en la actualidad se celebran en el Dock (Paseo de Uribitarte, 3).
«Al piloto civil norteamericano Kenneth Arnold le cabe la gloria bastante discutible de haber bautizado a las naves de los misteriosos señores del espacio. Fue Arnold, en efecto, quien creó el tan desdichado nombre de platillo volante», cuenta Antonio Ribera en su libro El gran enigma de los platillos volantes (1966). Con ligeras variaciones es lo que sostiene la mayoría de los ufólogos, que el caso de Arnold fue el germen de la fiebre de visitas extraterrestres que sufrimos en la segunda mitad del siglo XX. La realidad es, sin embargo, bastante más compleja.
El mito de los platillos volantes, entendidos como naves de otros mundos, surge tras décadas de obsesión marciana, en un mundo que consideraba posible la visita de extraterrestres, en el que los medios de comunicación tienen un inmenso poder, en pleno auge de la ciencia ficción y poco después de las bombas atómicas de Hiroshima y Nagasaki. Con esos componente se prepara el terreno para la llegada a la Tierra en 1947 de los platillos volantes y, años después, de los extraterrestres. De todo esto hablaré el sábado. Ah, y mostraré algunas viejas imágenes que les sorprenderán.
Nota publicada en Magonia el 13 de noviembre de 2018.