El falso misterio del niño magnético croata

El pequeño Ivan Stoiljkovic muestra sus poderes, Foto: Euronews.
El pequeño Ivan Stoiljkovic muestra sus poderes, Foto: Euronews.

La última estrella del periodismo gilipollas es un niño croata de 6 años, Ivan Stoiljkovic, del que dicen que es un imán humano. Los medios que han dado la noticia le presentan como «la versión croata de Magneto, el personaje de X-Men«, y aseguran que es capaz de tener pegados al pecho hasta 25 kilos de cubiertos y otros utensilios gracias a su extraordinario poder. Además, añaden, tiene la capacidad de curar con sólo imponer las manos. ¿Es así? No, claro. El niño está en las imágenes ligeramente echado hacia atrás y no hay ni una pieza propiamente colgando de su cuerpo. Si fuera un imán humano, sería de esperar que algún objeto metálico colgara, por ejemplo, de la punta de un dedo o de la muñeca hacia el suelo hasta que alguien se lo quitara, pero no hay ninguna foto ni vídeo en el que se vea algo parecido. Falta en esta imagen un mando a distancia de televisión que, en otras, está pegado al centro del pecho del niño, ¡pero es que esos aparatos son de plástico!

Aunque no se ha demostrado ningún caso, los humanos magnéticos salen de vez en cuando en los medios desde hace años. La foto del niño croata con sus familiares me recordó que había visto algo parecido hace unas semanas. Estaba convencido de que quien había hablado del caso había sido Benjamin Radford, veterano investigador escéptico de lo paranormal que acaba de publicar un muy recomendable libro titulado Tracking the Chupacabra, desmontando al criptobicho hispano. Acerté. Al igual que en esta ocasión, se trataba de un niño: se llamaba Bogdan y era serbio. Ya entonces, en febrero pasado, Radford indicó, para quien quiera escucharle, que los humanos magnéticos suelen tener poco o nada de vello, echarse hacia atrás y atraer objetos que no son metálicos. Bogdan e Ivan comparten, además, prominentes estómagos sobre los que posar parte de la cubertería.

Un truco infantil

¿Y cómo se sostienen los objetos? Bueno, pues porque la piel es una superficie grasienta, como todo el mundo sabe. Más o menos, dependiendo del individuo. Seguro que usted alguna vez se ha quedado medio pegado a un asiento de cuero de un coche en verano por ir en traje de baños o con el torso al aire. ¿Nunca se puso de niño una cucharilla colgada por la parte cóncava de la punta de la nariz? Pues, lo que hace Ivan es exactamente eso. El ilusionista y desenmascarador de charlatanes James Randi recordaba en febrero que, basta con echar polvos de talco en la piel de los humanos magnéticos, para que sus superpoderes se esfumen.

Según el autor del reportaje de The Daily Mail del que han bebido la mayoría de los medios occidentales, «una cosa es cierta: cuando Ivan se quita la camiseta, es capaz de sostener en su pecho, cucharas, teléfonos móviles y hasta sartenes». Si Ivan, Bogdan y otros fueran imanes humanos, los objetos metálicos tendrían que colgar no sólo de sus torsos desnudos, sino también cuando estuvieran vestidos, pero eso nunca ocurre. Respecto a lo de los 25 kilos y las curaciones milagrosas atribuidas al pequeño, la fuente es su familia, según el diario británico, y, que quieren que les diga, no me fío nada de lo que cuentan los parientes de nuestro protagonista, que seguro que están sacando tajada del asunto. Pueden estar mintiendo o no, pero lo que dicen no se corresponde con la realidad. Claro que estoy dispuesto a retractarme y a admitir que ha nacido Magneto si Ivan demuestra sus poderes en condiciones controladas, cosa que, sospecho, nunca hará. Pero el periodismo gilipollas seguirá repitiendo el mantra prodigioso sin más, seguramente porque la historia es muy llamativa, aunque sea falsa. ¿Y a quién le importa la verdad?

Nota publicada en Magonia el 13 de mayo de 2011.


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