¿Se acuerdan de la historia del dragón en el garaje? Con ella empieza el capítulo 10 de El mundo y sus demonios (1995), la obra maestra del pensamiento crítico escrita por el astrofísico y divulgador Carl Sagan. Es la historia de un escéptico que se enfrenta a las afirmaciones de alguien que dice que un dragón vive en su garaje. Ese alguien resulta ser un individuo incapacitado para entender que «las afirmaciones que no pueden probarse, las aseveraciones inmunes a la refutación, son verdaderamente inútiles, por mucho valor que puedan tener para inspirarnos o excitar nuestro sentido de maravilla».
Si no conocen la anécdota, y también si la conocen, disfrutarán con el vídeo que ha hecho Victoria Echevarría, estudiante de Bellas Artes de la Universidad Complutense de Madrid y autora del blog Pseudo. En esta obra de animación, Echevarria enfrenta al escéptico Carl (Sagan) con el crédulo Iker (Jiménez). A mí me parece un trabajo extraordinario porque refleja el espíritu con el que encaramos el mundo los pensadores críticos y los autodenominados periodistas del misterio -la ambientación del garaje de Iker es memorable-, y sintetiza perfectamente el episodio del dragón.
A quien piense que la elección de los protagonistas es un tanto forzada, le recuerdo que Iker Jiménez tuvo en octubre pasado la desfachatez de decir que, a la hora de concebir Cuarto milenio, le sirvió de inspiración Sagan, que sería como si Luis Roldán dijera que, cuando era director de la Guardia Civil, siguió el ejemplo de Vicente Ferrer. Porque el capitán de la nave del misterio hace lo contrario que hacía el autor de Cosmos, ensalzar la charlatanería y la ignorancia frente al conocimiento científico y el pensamiento crítico, a veces con la complicidad de investigadores de verdad y de periodistas científicos dispuestos, por lo que se ve, a cualquier cosa con tal de salir en la tele.
Por cierto, ahora que se acercan las vacaciones de verano y uno tiene más tiempo para leer, El mundo y sus demonios es una muy buena opción. Creanme. Pero antes disfruten del vídeo de Victoria Echevarría. Son menos de tres minutos. Se divertirán.
Nota publicada en Magonia el 4 de junio de 2010.