
«Desde el inicio de los tiempos, el hombre ha observado el cielo con fascinación y temor. Nuestros antepasados de las cavernas alzaron su mirada al Cosmos para comprender que allí, perdidos en el infinito, se concentraban todos los enigmas, todas las respuestas a los interrogantes que planteaba la realidad. Miles de años después, inmersos ya en el tercer milenio, la tecnología y el avance de la vida moderna nos han ido apartando poco a poco de cielo. A pesar de todo, hemos comenzado tímidamente a explorarlo, quizá con la secreta intención de saber si más allá de las estrellas hay o hubo alguna vez otros hombres, otras civilizaciones, otros mundos habitados. ¿Tendremos cercana la respuesta? Esta noche, una noche cualquiera, cientos de miles de amigos están volviendo a alzar los ojos hacia las alturas. Cada uno con su equipaje vital, con sus sueños y esperanzas, con sus deseos de presenciar lo prodigioso o simplemente recrearse con el espectáculo de la naturales, lo han dejado todo para mirarse en el espejo del Universo. Esta noche, una noche cualquiera, retumbará en nuestro interior el eco de las eternas preguntas, esas mismas que angustiaban al hombre primitivo. Ésas que, pese a quien pese, siguen sin resolver. Estimados amigos, sed bienvenidos. Aquí comienza la Alerta 2004″. Y empezó a sonar la sintonía de la Cadena SER, mezclada con las cinco notas del mensaje extraterrestre de Encuentros en la tercera fase. Pasaban tres minutos de las 1.30 horas del 26 de junio y comenzaba uno de los espectáculos más infantiles de la historia de la ufología española, la Alerta ovni convocada por Milenio 3, el programa de Iker Jiménez en la SER.
La primera mentecatez de la madrugada se escuchó en esa introducción leída por el actor Primitivo Rojas, la voz de El precio justo. Nadie sabe lo que pensaba el hombre de las cavernas cuando miraba al cielo, ni si lo miraba poco o mucho. Pero sí sabemos que hoy en día miles de científicos se dedican profesionalmente al estudio del cielo, existen grandes complejos de telescopios y hay observatorios en órbita que nos han permitido viajar en el tiempo hasta poco después del Big Bang, la gran explosión con la que empezó todo. Por eso, afirmar que «la tecnología y el avance de la vida moderna nos han ido apartando poco a poco de cielo» es una estupidez. ¿Quién es el ignorante que incluyó en el guión de Primitivo Rojas una memez de ese calibre? ¿Ha despedido Iker Jiménez al autor de ese disparate? Si no ha sido así, ¿dónde está su rigor? Quizá con «satélites como el Iridium«, que el ufólogo y su compañera Carmen Porter advirtieron de que había que tener en cuenta a la hora de no tomar por ovni lo que no lo es, cuando lo cierto es que hay 66 satélites del sistema de telefonía Iridium, y no uno. Ésta es una de las muestras de incultura en las que incurrieron los fabricantes de misterios en una noche radiofónica plagada de ovnis y extraterrestres, en la que no se habló nada de astronomía y casi nada de astrobiología. Eso sí, hubo cientos de mecheros encendidos al unísono a petición de la estrella del misterio en el Auditorio Juan Carlos I de Madrid, decenas de mensajes ñoños enviados por los oyentes de Milenio 3 a través de la radio a seres de otros mundos, gritos histéricos cada vez que alguien decía ver una luz en el cielo… y platillos volantes.
También hubo apariciones fugaces de científicos, con declaraciones pregrabadas que Jiménez y su equipo utilizaron para que dieran la impresión de que les apoyaban en sus disparates ufológicos, aunque en ningún caso se atrevieron a preguntar a los representantes de la ciencia oficial qué piensan del fenómeno ovni. O, si lo hicieron, simplemente no emitieron esa parte de la intervención.Sólo acudieron dos científicos y un astronauta a la cita con los alienígenas, a pesar de los intentos del equipo del programa de embaucar a representantes de planetarios y museos de la ciencia españoles. Fueron el astronauta Michael López Alegría; José Docobo, director del Observatorio Astronómico Ramón María Aller, de Santiago de Compostela; y Sixto González, director del Observatorio de Arecibo, en Puerto Rico. El técnico de la NASA envió un saludo a los extraterrestres que pudieran escuchar el programa, a los cuales anunció que en unos años el hombre volverá a la Luna. De Docobo, los responsables de Milenio 3 rescataron una breve intervención en la que, semanas antes, había pedido colaboración del público para aclarar qué fue la luz que el 2 de junio se vio en los cielos de España y Portugal. Y Sixto González animó al público a mirar al cielo, en el que «hay muchas cosas lindas», y dijo que cree que existen otras civilizaciones extraterrestres. Aunque ninguno de ellos habló de ovnis, los ufólogos vendieron las intervenciones como una muestra del apoyo de la ciencia a su quehacer. «Deberían tomar nota muchos recalcitrantes científicos que hay por ahí», dejó caer el director del programa tras las declaraciones del astrónomo estadounidense.
Jiménez estuvo acompañado en los micrófonos de la SER por Javier Sierra y Enrique de Vicente, directores de las revistas Más Allá y Año Cero, respectivamente. Faltó Juan José Benítez, pero el trío no defraudó y ofreció algunos momentos ufológicos ridículos, casi al nivel del consultorio que el extraterrestre Geenom -la Elena Francis de las galaxias- tuvo hace unos años en la revista que ahora pilota -entonces era subdirector- Sierra. Así, cuando se informó desde varios puntos de España de la visión de tres luces en el cielo, De Vicente sacó a pasear a los marcianos: «Estamos descartando permanentemente que, sean terrestres o no terrestres, sean unos objetos tecnológicos que se están manifestando en diversos lugares. Estamos descartando que, quien quiera que sea, quiere responder a la llamada porque le apetece, porque le conviene o porque quiere crear una conciencia. ¿Por qué digo esto? Porque está habiendo desde el 11 de enero una oleada ovni en España después de mucho tiempo de ausencia total». El director del programa jugó a decir sin decir, eludiendo hablar abiertamente de platillos volantes, pero echando mano de toda la casuística ovni a su alcance, de un cuadro de corresponsales formado por ufólogos y hasta echadores de cartas destinados en puntos calientes de apariciones de ovnis, de los típicos testigos de élite, de pinturas rupestres y medievales y hasta de los círculos de los cultivos, a los que se refirió -en otra muestra de su basta cultura- como «señales en los campos de trigo de Inglaterra». ¿Con tantos kilómetros recorridos tras el misterio como es posible que Jiménez ignore que en trigo sólo aparecieron dibujos en Señales (2002), la película de M. Night Shyamalan? A esta metedura de pata, se sumó una tontería típica de De Vicente, para quien, si los círculos de los sembrados son obra de bromistas, se trata de iniciados, ya que los pictogramas muestran «una simbología hermética».
«Yo, si fuera un extraterrestre, que no lo soy; si fuera un extraterrestre, si es que existen; ahora mismo en Madrid, desde las alturas, vería que hay un montón de gente amiga, con luces, haciendo casi, casi, señales de buen sentimiento, que es lo que nos caracteriza a los amigos de Milenio 3«, había dicho el director del programa cuando éste empezaba. Y, aunque tardaron, los platillos volantes aparecieron. Los momentos cumbres estuvieron protagonizados por tres lucecillas que se vieron, al parecer, por toda la Península Ibérica y por algunos corresponsales desmelenados. «¡Parece que está pasando algo, Iker! ¿Dónde, dónde, dónde…? ¿Qué, qué, qué, qué…? ¡Guau, guau, guau, guau…! ¡Sí, sí, sí, sí…! ¿Me estás diciendo…? (Dirigiéndose a alguien.) Es una luz blanca, bastante grande, que se ha perdido detrás de unos árboles en este momento, Iker. Y parece, parece, parece… Vamos a ver… ¡Ay, Dios! ¡Vaya, vaya, vaya…! Parece que se ha cruzado con otro objeto», decía un excitado ufólogo llamado Miguel Pedrero desde Betanzos, en La Coruña. Cuando estaba la Alerta ovni en su recta final, De Vicente lo tenía claro: «Se está viendo algo que tiene toda la apariencia de una nave». El director de Milenio 3 dijo un día después que existía «la posibilidad de tener un macroavistamiento absolutamente documentado como no había pasado hacía mucho tiempo».
Iker Jiménez puso el 26 de junio el listón muy alto, a la misma altura que su maestro Juan José Benítez cuando reveló, en Televisión Española (TVE), que los astronautas del Apollo 11 habían explorado un edificio alienígena en la Luna y, para probarlo, recurrió a una película hecha por un estudio de animación que presentó como si hubiese sido rodada en el satélite terrestre en 1969. Era difícil, pero el joven ufólogo y su equipo de Milenio 3 han llevado al fenómeno ovni a más altas cotas de estupidez. «La noche del 25 de junio habrá sido una gran inocentada transmitida por radio a unos miles de panolis ocupados en mirar la bóveda celeste», auguraba horas antes José María Romera en Diario de Navarra. Así fue.
Nota publicada en Magonia el 5 de julio de 2004.