«Tanto el astronauta dibujado en las rocas de Tassili como la escena cósmica que aparece en una pintura rupestre de Fergana, en Rusia, han sido psicológicamente interpretadas como representaciones de la naturaleza. ¿Qué reconocen aquí quienes han visto a nuestros primeros astronautas y han sido testigos de los primeros viajes a la Luna?», preguntaba Erich von Däniken en su libro El mensaje de los dioses (1975). El escritor suizo ya nos había explicado en El oro de los dioses (1974) que en la pintura rupestre de Fergana, descubierta por «el doctor Viacheslav Saizev» en una cueva de Uzbekistán, cerca de la frontera con China, «puede verse un ser que lleva algo parecido a un caso de astronauta» y «aparatos para la respiración». Vamos, que estamos ante la prueba de visitas extraterrestres en la Antigüedad.
A mediados de junio, el diario Qué! publicaba una galería, titulada «Aterradoras imágenes de ovnis en obras de arte antiguas», que reproducía algunas imágenes pictóricas que ciertos ufólogos identifican con lo que hoy denominamos objetos volantes no identificados. Una de ellas era la del astronauta de Fergana. Se decía de ella que había sido descubierta por «Vicheslav Saisev en China y se estima que puede datar de hace 2.000 años». El autor añadía que el artista «o tenía mucha imaginación o había sido testigo de algún fenómeno alienígena. De otra forma no puede explicarse que en el dibujo aparezca un ovni en la parte superior, que parece estar a punto de aterrizar, y lo que podría ser un extraterrestre, justo en el centro de la imagen, con la cabeza grande y redonda y con antenas. Pensar que esta obra fue hecha hace 2.000 años resulta bastante aterrador». Ciertamente, la imagen da que que pensar: ¿cómo es posible que desde que la descubrió el experto ruso citado -con nombres ligaramentes diferentes- nos hayan ocultado esta prueba de la visita de extraterrestres?
El ufólogo francés Didier Leroux decía hace quince años en la revista Lumières Dans la Nuit (Nº 355) que los vehículos y personajes de la imagen del astronauta de Fergana eran «dignos de Star wars«. Admitía que, si la representación era auténtica, difícilmente podría ponerse en duda ya la visita de alienígenas en la Antigüedad, y seguidamente descubría el engaño. Resulta que nadie conocía la presunta escena rupestre hasta 1967, cuando fue reproducida a doble página en el número 1 de Spoutnik, la edición francesa de la revista que era el equivalente soviético a la Selecciones del Reader’s Digest estadounidense. Era la imagen con la que arrancaba el artículo «Des visiteurs du Cosmos», firmado por el licenciado en filosofía -que no doctor- Viatcheslaw Zaitsev, quien defendía que la Tierra había recibido en la Antigüedad visitas extraterrestres, una idea muy anterior a Von Däniken con la que ya jugaba hace más de un siglo el escritor estadounidense Charles Fort. El pie de foto de Spoutnik decía: «El dibujo representa a un cosmonauta descubierto en las rocas cerca de la ciudad de Fergana (República Soviética de Uzbekistán)».
La presunta escena rupestre lo tenía todo: un astronauta en primer término mirando al espectador y con un disco en una mano, otro más alejado y con otro disco, un platillo volante ascendiendo al cielo, al menos cuatro cuerpos celestes, tres montañas… y autor, un tal A. Brousnlov como podía leerse en la parte inferior del suelo de damero. ¿Conocen alguna muestra de antiguo arte rupestre con firma? El misterio duró poco. En el número siguiente de Spoutnik un texto en un recuadro advertía de que el pie de foto era erróneo: «Pedimos disculpas a nuestros lectores por un error de diseño en la página 107 del número anterior. El texto situado arriba a la derecha del dibujo que ilustra el artículo no corresponde a esa ilustración. De hecho, es la leyenda para los dibujos de las páginas 110-111». La figura aludida sí es propia del arte rupestre, aunque mucho menos espectacular que el dibujo con los dos humanoides y el platillo volante
¿De dónde sacó Erich von Däniken la imagen que incluyó en sus libros? Se trata de una tosca versión, ampliada por abajo, de la original de Spoutnik que el escritor suizo presenta como una pintura rupestre, pero que no incluye la firma de A. Brousnlov. Según cuenta Jason Colavito, Von Däniken declaró a la revista Playboy en 1974: «Primero [Zaitsev] publicó un artículo diciendo que [el dibujo] era antiguo. Después contó lo mismo al equipo de la película [Recuerdos del futuro] y sólo ahora dice que no es antiguo. Cuando ellos [los rusos y los chinos] te dicen algo, nunca puedes estar seguro de lo que realmente significa. A veces tienen razones para decir una cosa en privado y otra en público». Zaitsev no decía en Spoutnik lo que sostiene Von Däniken en una justificación que suena a falsa de principio a fin. El misterio del astronauta de Fergana se resolvió en la fe de errores del número 2 de la revista, pero todavía colea entre quienes ven marcianos por todos lados.
Reportaje publicado en Magonia el 30 de noviembre de 2015.