El sistemáticamente jaleado papa Francisco dijo ayer que la libertad de expresión debe limitarse cuando se trata de la religión y, aunque puntualizó que “matar en nombre de Dios es una aberración”, sentenció que no ha lugar a la burla de la fe, que hacerlo es una provocación y que al que caiga en ella no debería extrañarle sufrir en sus carnes la reacción indignada de los fieles. Recurrió para decirlo a un simil: «Si el doctor Gasbarri, que es un gran amigo, dice una grosería contra mi mamá, le espera un puñetazo».
«En cuanto a la libertad de expresión: cada persona no sólo tiene la libertad, sino la obligación de decir lo que piensa para apoyar el bien común (…) Pero sin ofender, porque es cierto que no se puede reaccionar con violencia, pero si el doctor Gasbarri [organizador de los viajes papales], que es un gran amigo, dice una grosería contra mi mamá, le espera un puñetazo. No se puede provocar, no se puede insultar la fe de los demás. (…) Hay mucha gente que habla mal, que se burla de la religión de los demás. Estas personas provocan y puede suceder lo que le sucedería al doctor Gasbarri si dijera algo contra mi mamá. Hay un límite, cada religión tiene dignidad, cada religión que respete la vida humana, la persona humana… Yo no puedo burlarme de ella. Y este es límite. Puse este ejemplo del límite para decir que en la libertad de expresión hay límites como en el ejemplo de mi mamá», dijo el Papa, según recoge El País.
El jefe de la Iglesia católica sostiene que la religión tiene que estar por encima de la libertad de expresión. Es lógico desde su punto de vista, y antiilustrado y antidemocrático desde el mío. “El debate, la sátira, el humor y la expresión artística deben disfrutar de un alto grado de libertad de expresión y el recurso a la exageración no ha de ser visto como una provocación”, advertía en 2006 el Consejo de Europa tras la reacción fanática que siguió en el mundo islámico a la publicación de caricaturas sobre Mahoma por el diario danés Jyllands-Posten y del intento de censura vaticana a la película El código Da Vinci. La religión es tan criticable y mofable como cualquier otra idea u opinión. En las sociedades democráticas, los límites a la libertad de expresión los establece la legislación civil, nunca los creyentes, y la blasfemia no es un delito, aunque sea un pecado para los fieles del credo correspondiente.
Por eso, en España nuestros legisladores deberían cambiar el artículo 525.1 de Código Penal, que dice: «Incurrirán en la pena de multa de ocho a doce meses los que, para ofender los sentimientos de los miembros de una confesión religiosa, hagan públicamente, de palabra, por escrito o mediante cualquier tipo de documento, escarnio de sus dogmas, creencias, ritos o ceremonias, o vejen, también públicamente, a quienes los profesan o practican». La ley no está para proteger ideas ni ceremonias, sean religiosas o no, ni divinidades, sino a las personas. Claro que en un país donde el Gobierno concede condecoraciones policiales a una Virgen…
La libertad de expresión “no debe restringirse más para responder a la creciente sensibilidad de algunos grupos religiosos”, dice la resolución del Consejo de Europa de 2006. «La legislación internacional sobre los derechos humanos no puede ni debe proteger a las religiones en sí, pero protege y debe hacerlo a los individuos y grupos de la discriminación, la violencia y la hostilidad sobre la base de su religión. Las creencias religiosas, las ideas y los sistemas no deben estar exentos de discusión, debate e incluso fuertes críticas, ya sea de comentaristas internos o externos», coincidía la Asociación Mundial de Periódicos y Editores de Noticias (WAN-IFRA) en marzo de 2011. Francisco, por fin, se ha quitado la careta de progresismo y aperturismo que tantas simpatías le ha ganado, sorprendentemente, incluso entre no creyentes. Una reacción así ante el atentado contra la revista satírica Charlie Hebdo era de esperar: aunque entre ellos no puedan verse, los líderes religiosos siempre hacen piña contra los ateos y contra el humor.
Mi respuesta rápida a Bergoglio y a todos los que piensan como él es la viñeta adjunta. La ha tuiteado hace unas horas la comunidad Think Atheist. La leyenda dice: “La evolución no te puso sobre dos pies sólo para que te arrastres por el polvo otra vez ante una fantasía. ¡Piensa por ti mismo!”.
Nota publicada en Magonia el 16 de enero de 2015.