«Científicos dicen que el sudario de Turín demuestra que Jesús fue crucificado en una posición «muy dolorosa», con los brazos por encima de la cabeza», anunciaba el jueves The Christian Post. No hay Semana Santa en la que algunos medios no enloquezcan interesadamente envueltos en la sábana santa, y éste caso es un buen ejemplo de ello, como lo fue hace tres años la resurrección de Willard Libby con unas declaraciones que nunca hizo contra la datación del carbono 14.
El forense italiano Matteo Borrini, de la Universidad John Moores de Liverpool (LJMU), presentó en febrero los resultados de un estudio sobre las implicaciones de los supuestos regueros de sangre de las manos del hombre de la sábana santa. Había concluido que encajaban sólo con una crucifixión en forma de Y, con los brazos sobre la cabeza, y no con la tradicional en forma de T, y así lo anunció en el 65º encuentro anual de la Academia Estadounidense de Ciencias Forenses (AAFS), celebrado en Seattle. «Habría sido una posición muy dolorosa que habría provocado dificultades para respirar», reconocía la semana pasada en la revista New Scientist.
Ésa es la base de la información de The Christian Post, cuya autora comenta casi al final del texto que «la autenticidad del sudario de Turín ha estado en disputa desde hace mucho tiempo»; puntualiza que, aunque Borrini cree que la pieza es un fraude, también apunta que la hizo un experto porque los regueros de sangre se corresponden con los de una crucifixión real; y recuerda que científicos italianos propusieron recientemente que la imagen fue creada por emisiones de neutrones consecuencia de un terremoto registrado en el año 33, fenómeno al que también achacaban el rejuvenecimiento de la tela al datarla mediante el radiocarbono. Y así un estudio escéptico se convierte, previo paso por el tamiz del fundamentalismo -el medio es altavoz de las confesiones cristianas estadounidenses más retrógradas-, en algo que respalda la idea de que «Jesús fue crucificado en una posición «muy dolorosa», con los brazos por encima de la cabeza». Atentos a la jugada porque es probable que alguno de los medios ultracatólicos españoles la repita en los próximos días. ¿Pero qué es lo que hizo Borrini y con qué objetivo?
Un experimento escéptico
Para empezar, el forense es colaborador del Comité Italiano para el Control de las Afirmaciones de lo Paranormal (CICAP) y no cree que el llamado sudario de Turín envolviera el cuerpo de Jesús ni se imprimiera de forma milagrosa. «Es un fraude, pero una muy interesante obra de arte y del ingenio humano», dice en New Scientist. Como curiosidad, se propuso averiguar si los pretendidos regueros de sangre de las muñecas encajaban con los de un crucificado. En sus experimentos, contó con la colaboración del químico italiano Luigi Garlaschelli, quien publicó en 1991 en Nature una posible receta de la famosa sangre de san Genaro y hace cuatro años replicó la sábana santa. Garlaschelli hizo las veces de crucificado, adoptando diferentes posturas con una cánula de la que manaba sangre colocada en el dorso de sus manos. La única posición en la cual el reguero coincidía con lo plasmado en la sábana santa era la de Y, muy parecida también a la que adoptaban las víctimas de torturas medievales, según recuerda Borrini.
La datación por radiocarbono de la sábana santa, hecha en 1988 por tres laboratorios de Estados Unidos, Reino Unido y Suiza, fechó «el lino del sudario de Turín entre 1260 y 1390 (±10 años), con una fiabilidad del 95%», lo que implica que no pudo envolver ningún cuerpo en el siglo I. El resultado del análisis se publicó en la revista Nature y cuadra con el estilo pictórico de la figura y la historia de la presunta reliquia. No hay ninguna polémica científica sobre el origen medieval de la tela; sólo gritos desde las filas más crédulas de la fe. ¿Cómo hay que interpretar entonces los resultados del estudio de Borrimi? Puede tratarse de una coincidencia, como admite el científico, o de que autor del lienzo optara por una postura diferente a la clásica de la crucifixión, como han hecho otros artistas a lo largo de la Historia.
El titular de The Christian Post -«Científicos dicen que el sudario de Turín demuestra que Jesús fue crucificado en una posición «muy dolorosa», con los brazos por encima de la cabeza»- es falso, engañoso, una tergiversación. La única conclusión lógica sería la de New Scientist: «El sudario de Turín representa una crucifixión en forma de Y».
Información publicada en Magonia el 9 de abril de 2014.