Marjorie Fish, una maestra de Ohio, dibujó en 1972 un mapa con rutas comerciales entre estrellas de nuestro vecindario basado en uno mudo, supuestamente visto por Betty Hill, la primera abducida, en el platillo volante de sus captores el 19 de septiembre de 1961. Astrónoma aficionada, Fish había conocido el mapa gracias el libro El viaje interrumpido (1966), que el periodista John G. Fuller dedicó al caso del secuestro por extraterrestres del matrimonio Hill, y posteriormente se había reunido con Betty para recabar detalles.
La maestra hizo primero un modelo en tres dimensiones a finales de los años 60 y, en 1972, aseguró haber identificado las estrellas del mapa: las dos más grandes serían Zeta 1 Reticuli y Zeta 2 Reticuli, y se suponía que eran de donde venían los visitantes. Fish, cuyo mapa es un clásico de la ufología, murió en abril a los 80 años en una residencia de ancianos de Oak Ridge (Ohio), pero la noticia no ha trascendido hasta hace unos días. Lo raro es que, en el obituario publicado por The News-Herald, se dice que con el tiempo rectificó en su interpretación del mapa estelar.
Como una de sus aficiones, Marjorie hizo una investigación sobre el mapa de Betty Hill mediante la construcción de un mapa estelar en 3-D a finales de los años 60, para lo que utilizó varias bases de datos. Encontró un modelo que encajaba con el dibujo de la señora Hill, lo que generó interés internacional. Más tarde, después de recopilar nuevos datos, determinó que las estrellas binarias del modelo estaban demasiado juntas como pasa permitir la vida, así que, como una autentica escéptica, emitió un comunicado diciendo que sentía que la correlación era poco probable.
Hasta ahora, nadie en la comunidad ufológica parecía tener noticias de que Fish hubiera renegado de su interpretación del mapa. Ni siquiera aquéllos que han dedicado años al estudio de su trabajo. Se trata, de momento, de un enigma dentro de un no-enigma. Porque tanto el caso de Betty y Barney Hill como el mapa de Marjorie Fish fueron explicados convencionalmente hace años. En lo que respecta a la primera abducción -que está en el origen del extraterrestre gris, cabezón y de grandes ojos rasgados y establece el prototipo cultural del secuestro por alienígenas-, ya el psiquiatra Benjamin Simon, a quien bajo hipnosis contó el matrimonio lo sucedido, concluyó que la historia había sido inventada, seguramente involuntariamente, por Betty. Y ésta había contado sus pesadillas sobre el asunto a su marido durante meses hasta que los dos las integraron en sus recuerdos de una noche en la que volvían en coche a su hogar de Portsmouth después de unas vacaciones en Canadá.
El matrimonio vio junto a la Luna una luz -parecía una estrella- que no podía identificar y que creyeron que les seguía. Se desviaron por carreteras secundarias y llegaron a casa dos horas más tarde que lo previsto. La luz en el cielo fue todo lo que recordaron hasta que Betty empezó a tener pesadillas con una nave espacial y, más tarde, un secuestro por extraterrestres. La mujer, una apasionada de los platillos volantes, contaba sus sueños a su esposo como si fueran recuerdos del viaje y, al final, los dos acabaron convencidos de que habían sido examinados en un platillo volante, aunque sus versiones diferían en detalles relevantes. El estímulo inicial, el desencadenante de todo, fue posiblemente un planeta. Aquella noche había dos luces junto a la Luna, Saturno y Júpiter, pero el matrimonio sólo recordaba haber visto el ovni y una estrella junto al satélite. El investigador escéptico Robert Sheaffer cree que el matrimonio tomó uno de los planetas por un platillo volante; luego, la mente de la mujer hizo el resto.
Aunque todavía es objeto de polémica entre algunos ufólogos, ya Carl Sagan y Steven Soter indicaron en 1975, en la revista Astronomy, que el parecido entre el boceto de Betty Hill y el mapa de Fish se debía únicamente a cómo se habían dibujado las líneas y que, sin ellas, las distribuciones de puntos no se asemejaban en nada. Así es. Además, hace cinco años, Brett Holman, físico de la Universidad de Melbourne, examinaba el mapa a la luz de los conocimientos astronómicos y demostraba que al menos un tercio de las estrellas identificadas Fish no pueden soportar planetas habitables o no están en donde las situaba la maestra: dos han acabado siendo estrellas variables, otras dos son parte de sistemas estelares múltiples y otras dos están tan alejadas del resto que no podrían formar parte del mapa.
Nota publicada en Magonia el 19 de julio de 2013.