La Familia Real española es supersticiosa. Y no hay que hacer ninguna sesuda investigación para comprobarlo. Basta con leer los periódicos. A raíz de la errónea atribución de unas propiedades a la infanta Cristina por parte de Hacienda, los medios han recordado que el Rey, la Reina y sus hijos no tienen DNI numerados como el resto de los españoles. Los suyos son especiales: de sólo dos cifras. Don Juan Carlos tiene el número 10; doña Sofía, el 11; la infanta Elena, el 12; la infanta Cristina, el 14; y el príncipe Felipe, el 15. ¿Y el 13? No existe. Cuando en 1980 se adjudicaron los números de DNI a las infantas, la Familia Real lo descartó. Al parecer, en esa casa de tan exquisita educación sufren de triscaidecafobia, miedo irracional al número 13. Pero, dirán algunos, ni aún así se han librado de la maldición, porque trece son las fincas que Hacienda ha atribuido a Cristina de Borbón, a quien hubiera correspondido el número 13 de DNI. ¿Casualidad? Por supuesto.
Los Borbones no están solos en sus supersticiones. Sólo en Estados Unidos, hay entre 17 y 21 millones de estadounidenses que sufren de miedo al viernes 13 o friggatriscaidecafobia, según el Centro para la Gestión del Estrés / Instituto de la Fobia de Carolina del Norte. Hace un año, el Consejo del Condado de Durham, al norte de Inglaterra (Reino Unido), decidió que no habrá más portales con el número 13 en sus calles para ayudar a que los propietarios que quieren vender inmuebles con ese número lo tengan más fácil que hasta ahora e Irlanda cambió su sistema de numeración de matrículas para evitar que las de los vehículos de este año empiecen por 13. Y, en España, muchos aviones no tengan fila 13, ese piso se llama 14 en algunos edificios…
El 13 se consideraba antiguamente en el mundo cristiano número de mal agüero porque, según la tradición biblica, trece fueron los comensales de la Última Cena y el homenajeado acabó clavado en la cruz. En ese mismo Occidente cristiano, se cree que el martes carga con su mala fama porque fue un martes, día del dios romano de la guerra, el 29 de mayo de 1453, cuando cayó Constantinopla en manos de los turcos. ¿Y el viernes 13? Pues, se dice que porque fue el día de la Crucifixión, aunque el experto Charles Panati lo vincula a la mitología nórdica, según la cual, cuando llegó el cristianismo, la diosa Frigga se reunía cada viernes con otras once brujas y el Diablo para planear las maldades de la semana siguiente.
Nota publicada en Magonia el 18 de junio de 2013.