Los marcianos nos la juegan, otra vez

Los constructores de los canales de Marte. Ilustración: NASA.
Los constructores de los canales de Marte. Ilustración: NASA.

El entusiamo de un científico, el ansia de titulares impactantes y la obsesión por el planeta rojo han confluido esta semana en la tormenta marciana perfecta. John Grotzinger, investigador jefe de la misión Curiosity, dijo el martes en la radio pública estadounidense que datos enviados por el Analizador de Muestras en Marte (SAM), uno de los instrumentos del todoterreno de la NASA, «van a merecer entrar en los libros de historia. Pintan muy bien». Puntualizó que faltan semanas de comprobaciones antes de poder dar a conocer lo que él considera un importante descubrimiento, y estalló la tormenta.

«Podría haber vida en Marte». Es el titular que, con ligeras variaciones, empezó a multiplicarse por Internet. Guy Webster, portavoz del Laboratorio de Propulsión a Chorro (JPL), rebajó las expectativas ese mismo día en un mensaje de correo a la revista Time: «John estaba encantado por la calidad de la información que nos llegaba del SAM el mismo día que tenía a un periodista en su despacho. Ya ha estado igual de entusiasmado con resultados anteriores de la misión».

«Estoy viendo un montón de especulaciones, y con mucho gusto seré el aguafiestas: no dejes que tu imaginación salga volando. Si inmediatamente concluyes que esto es algo realmente sorprendente, cuando sepas lo que es de verdad, por muy emocionante que sea, no encajará con tus expectativas», advertía el miércoles por la mañana en su blog el astrónomo Phil Plait. Y recordaba que ni siquiera había trascendido si los datos de que había hablado Grotzinger se referían a geología, química, meteorología o cualquier otra cosa. Michel Cabane, corresponsable científico del SAM, era tajante el miércoles respecto al posible hallazgo de rastros de vida, pasada o actual, en el planeta rojo. «¡Nada de eso! ¡No entiendo lo que está pasando! ¡No tenemos ninguna gran noticia que dar!», declaró a Ciel et Espace.

Las llamadas a la cautela del portavoz del JPL y de Plait, uno de los divulgadores astronómicos de más prestigio, y el jarro de agua helada de Cabane no sirvieron para nada. La bola de la vida en Marte había echado a rodar ladera abajo y era imparable. Los mismos medios que habían anunciado el hallazgo empezaron a decir ayer que la NASA guardaba silencio o que reculaba. Ni Grotzinger ni nadie había hablado en ningún momento de vida en el mundo vecino, entonces, ¿cómo podían recular?

Vida en Marte. Esas tres palabras llevan más de cien años obsesionándonos. La última vez que se anunció su detección fue en agosto de 1996, cuando científicos estadounidense creyeron haber encontrado fósiles en un meteorito marciano caído en la Antártida hace 13.000 años. Bill Clinton dio una rueda de prensa. «Habla de la posibilidad de vida», dijo de la roca ALH 84001 el entonces presidente de Estados Unidos. Esa posibilidad luego se descartó. Puede que el SAM haya hecho un hallazgo científico que nos emocione a los legos. O puede que no nos emocione. Pero afirmaciones extraordinarias exigen pruebas extraordinarias. Y no hay ninguna de que se haya encontrado vida en Marte. Sólo rumores.

Nota publicada en Magonia el 23 de noviembre de 2012.


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