Meditación Trascendental (MT) lleva tiempo intentando incluir las enseñanzas de Maharishi Mahesh Yogi, el gurú de los Beatles, en centros escolares españoles públicos y privados, según revela Alejandro Sanz, director de la Asociación Educación Basada en la Consciencia (AEBC), en el último número de la revista Más Allá. La AEBC promete «profundos beneficios» a estudiantes y profesores si usan las técnicas Meditación Trascendental y de Sidhis-MT, demostrados, según ellos, en «centenares de investigaciones y estudios científicos junto con los propios resultados académicos de más de 200 centros educativos» de todo el mundo. Por fortuna, hasta el momento, no han conseguido dársela con queso a ningún colegio, aunque Sanz asegura que, en ocasiones, han estado «muy cerca de conseguir que algún centro educativo se suba el carro», hecho que al final han frustrado las autoridades educativas al denegar el permiso correspondiente. Pero el director de la AEBC cree que «la situación es cada vez más proclive» a la introducción de estas prácticas en alguna escuela española.
La meditación es, dicen los seguidores de Maharishi Mahesh Yogi, un estado alterado de conciencia que se consigue sentándose en posición de loto en un entorno acogedor y repitiendo un mantra. El cineasta David Lynch, que ha creado una fundación para propagar las enseñanzas del santón indio, asegura que reduce los niveles de estrés y agresividad y propicia el aprendizaje. Según los seguidores del gurú, la tecnología Sidhi propicia el vuelo yóquico, la levitación en posición de loto, y cuando muchos practicantes meditan conjuntamente se da en la región sobre la que se concentran el llamado efecto Maharishi, que hace que desciendan «la violencia, el crimen, los accidentes de tráfico y los suicidios, y mejora la calidad de vida».
En su ánimo de embaucar al personal, la AEBC sostiene que:
La Meditación Trascendental es una técnica fácil y natural, que se practica unos pocos minutos dos veces al día, llevando a la mente a su nivel más asentado y silencioso, creativo y feliz, la Consciencia Trascendental, el campo de su inteligencia total interior. Esta práctica proporciona, al mismo tiempo, un descanso profundo, que disuelve el estrés acumulado y restaura el funcionamiento equilibrado de la mente y el cuerpo. Los líderes teóricos de la física cuántica han identificado la Consciencia Trascendental como el Campo Unificado de la ley natural, de donde surgen todos los campos de fuerza y materia, dando principio a todas las leyes de la naturaleza. La Consciencia Trascendental es el campo del conocimiento total de la ley natural, el ser interior de cada uno.
No hay roto charlatanesco para el que no sirva la mecánica cuántica.
La realidad es que los estudios imparciales han demostrado que la MT tiene los mismos efectos para el organismo que relajarse tumbado en un sofá. Todos lo estudios favorables a sus postulados que cita la AEBC en su web son obra de la Universidad Maharishi de Administración (MUM), una entidad tan imparcial en asuntos de la MT como el Vaticano en los de la Iglesia católica. Y los supuestos efectos sociales beneficiosos de la meditación en masa tampoco han sido nunca demostrados. Al contrario. Así, los responsables de MT suelen decir que, en el verano de 1993, 5.000 miembros del grupo meditaron durante dos semanas en Washington y lograron hacer descender el crimen en la ciudad un 18%. La realidad fue que la criminalidad aumentó, aunque los defensores de la MT dicen que se redujo un 18% respecto a las cifras que hubiera alcanzado sin meditadores. Como recuerda Robert L. Park en Ciencia y vudú (1999), cuando el director del estudio, un devoto de MT, presentó tal éxito en rueda de prensa, un periodista de The Washington Post puso el dedo en la llaga: «Pero ¿cómo puede saber cuál habría sido el índice en ese caso (en el que no hubiera habido meditadores)?».
¡Ah!, las fotos en las que se ve a sonrientes adeptos levitando en posición de loto se corresponden en realidad con sonrientes adeptos dando saltitos en esa postura sobre colchonetas.
Nota publicada en Magonia el 28 de febrero de 2011.