
Ofiuco fue la constelación elegida por Jacqueline Mitton, de la Real Sociedad Astronómica (RAS) británica, para lanzar en enero de 1995 un torpedo contra la astrología. Descrita hace más de 2.500 años, la constelación del portador de la serpiente está situada entre Escorpio y Sagitario, pero los hacedores de horóscopos no la han tenido nunca en cuenta, porque es más fácil dividir el año en doce signos del Zodiaco de la misma extensión temporal que hacerlo entre algunos más de diferente duración. Ya, en el siglo VI antes de nuestra era, los astrólogos babilonios sabían que Ofiuco estaba ahí y hablaban de dieciocho constelaciones en la eclíptica, el plano de la órbita aparente del Sol alrededor de la Tierra.

Hace dieciséis años, los astrónomos británicos recurrieron a Ofiuco para dejar las cosas claras. «La astrología es una pura tontería. Ni los signos que usan los astrólogos se corresponden con la realidad», dijo entonces Mitton. Mucha gente que creía en 1995 que el destino está ligado al lugar que ocupan los astros en el cielo natal se sintió temporalmente perdida ante el descubrimiento de Ofiuco. No en vano, el Sol permanece en esta constelación más tiempo que en otras como Cáncer, Libra y Acuario, y, sin embargo, no hay nadie con ese signo zodiacal. Si la astrología tuviera alguna base real, que no la tiene, estaríamos rodeados de serpientarios y habría muy pocos escorpios, porque el Sol pasa por se signo sólo del 23 al 29 de noviembre. En 1995, aproveché la ocasión para escribir un reportaje crítico con la astrología titulado «El Zodiaco se estrella», que se publicó en todos los diarios del entonces Grupo Correo, hoy Vocento, y que les dejo aquí.
¿A qué viene que les hable hoy de este signo olvidado por los astrólogos? A que hoy son muchos los medios que han recordado que Ofiuco existe. «El Planetario de Minnesota ha organizado un buen revuelo: en un reportaje en el periódico local Star Tribune anunciaron que los signos del zodiaco son trece –uno más- y que las fechas de cada uno de ellos son erróneas», explican hoy en lainformacion.com. La mayoría de los medios que hablan de Ofiuco pasan por alto la precesión de los equinoccios- de la que también hablan los astrónomos estadounidenses-, debida al bamboleo de la Tierra y que hace que en la actualidad los signos zodiacales no coincidan con el paso del Sol por la constelación correspondiente. Sumadas las dos variables, Ofiuco y la precesión de los equinoccios, «el nuevo reparto» de signos zodiacales quedaría así, según la prensa:
Capricornio: 20 enero – 16 febrero.
Acuario: 16 febrero – 11 marzo.
Piscis: 11 marzo – 18 abril.
Aries: 18 abril – 13 mayo.
Tauro: 13 mayo – 21 junio.
Géminis: 21 junio – 20 julio.
Cáncer: 20 julio – 10 agosto.
Leo: 10 agosto – 16 septiembre.
Virgo: 16 septiembre – 30 octubre.
Libra: 30 octubre – 23 noviembre.
Escorpio: 23 noviembre – 29 noviembre.
Ofiuco: 29 noviembre – 17 diciembre.
Sagitario: 17 diciembre – 20 enero.
Hay en esta lista una omisión, la de Cetus, la constelación zodiacal más pequeña -ocupa menos del 1º en la eclípica- y está localizada en medio de Piscis. Serían Cetus, la ballena, los nacidos entre las 14 horas del 27 de marzo y las 2 horas del 28 de marzo. Esto tampoco es nuevo. La omisión de Cetus, además de la de Ofiuco, la destacaban ya Roger Culver y Philip Ianna en 1979 en The Gemini Syndrome. No está mal que los astrónomos de Minnesota recuerden la existencia de Ofiuco y de la precesión de los equinoccios, pero sería de agradecer que los medios no presentaran a la constelación del portador de la serpiente como una debutante cuando tiene 2.500 años.
¡Ah!, a los astrólogos le importa un bledo que haya catorce o trescientas constelaciones zodiacales. Ellos dividen los 360º de la eclíptica en doce signos de la misma longitud porque son los primeros que saben que los astros no condicionan nuestra vida y que la astrología es un timo. Así que seguirán haciendo sus cartas astrales como hasta ahora mientras haya gente que pague por ser engañada.
Nota publicada en Magonia el 14 de enero de 2011.