
Lo hicieron en 1991 Dave Chorley y Doug Bower, cuando contaron que habían confeccionado durante años círculos de las cosechas para disfrute de los cereálogos, que situaban el origen de los dibujos en otros mundos. Y hace unos días ha salido a la luz que uno de los ovnis de la oleada francesa de octubre de 1954 –el famoso platillo volante de Bélesta– fue, en realidad, una rueda de bicicleta con linternas acopladas que montaron unos adolescentes. Lo han explicado en la televisión el 25 de mayo los intachables y bromistas testigos, ya jubilados: Jean y André Sibra, Gerard Coléra, Rene Lagarde y Gerard Pibouleau. Fabricaron la nave espacial de Bélesta durante una aburrida tarde de sábado. «En los periódicos y en la radio sólo se hablaba de ovnis. Entonces pensamos: que quieren ovnis, ¡vamos a dárselos!».