No suelo ver televisión en abierto por su, en general, baja calidad. Es aburrida, sensacionalista, tendenciosa, vulgar… Se salva algún espacio de reportajes, algún documental y alguna serie o película, con la ventaja de que esos productos pueden verse en plataformas de pago sin aguantar toneladas de publicidad. Así que no vi el especial sobre ovnis de Callejeros cuando lo emitieron en Cuatro hace diez días. Lo grabé y lo he visto después sin anuncios y con estupor.
Había oído hablar mucho -y bastante bien- de este programa y esperaba algo medianamente digno, que explorara -con las limitaciones propias del formato y el medio- la realidad de la creencia en los ovnis en nuestro país. El resultado ha sido, sin embargo, lamentable, un desfile de chiflados, de lo más freak de la ufología, en el que sólo se han colado un par de participantes con algo inteligente que decir. Y, por supuesto, el espectador no podrá sacar ninguna conclusión válida porque, si algo no se le da, es información. El reportaje es como uno de ésos de la prensa hechos exclusivamente a partir de testimonios: que hay que hablar del problema de la vivienda, se coge a cuatro parejas de diferentes edades y extracciones sociales y se cuenta la historia de cada una de ellas; que tocan las salidas universitarias, se llama a cuatro licenciados en diferentes carreras y situaciones laborales; que toca… Se cuentan anécdotas -que es muy fácil-, pero nunca se profundiza en el tema.
Algo parecido hizo Callejeros con los ovnis, decantándose desde el principio por la ufolatría más chiflada, limitándose a la anécdota chusca y obviando cualquier reflexión o posibilidad de ella. Desde el cura que cree que los visitantes son seres espirituales que pueden mantener hasta tres conversaciones a la vez hasta el gañán que sale a filmar luces en el cielo por la noche y lleva los brazos tatuados con platillos volantes, pasando por unos exopolíticos que sentencian que no hay pruebas de que no seamos producto de un experimento genético alienígena -ni tampoco de que no exista Thor- y un parapsicólogo cañí según el cual los intraterrestres están excavando un túnel hacia el centro de la Tierra en el fondo del mar cerca de Mallorca. Se coge todo, se agita y se arroja contra el público indefenso. Entre tanto desvarío, un par de apuntes interesantes -los del cineasta Óscar Aibar y el ufólogo Ángel Carretero, desmontando el caso Conil- se pierden por sensatos y alejados de la demencia marciana.
¿Refleja el Callejeros de los ovnis la realidad de la ufología española? Me temo que sí. Se da cancha a investigadores al borde del analfabetismo, chalados de todo pelaje y devotos -sobre todo, devotos-, y se reduce el sentido común a la mínima expresión. Faltan en el cuadro los oportunistas, los que convierten hombres-rana en seres de otros mundos y fábulas infantiles en encuentros en la tercera fase. Pero ésa es una ausencia menor para una cadena que cada domingo vende misterios de todo a cien como si fueran sesudos trabajos de investigación, a veces con la complicidad de científicos, divulgadores y profesores universitarios ávidos de gloria televisiva al precio que sea.
Nota publicada en Magonia el 28 de octubre de 2009.