La Meditación Trascendental (MT) protege a los universitarios contra el estrés, según un estudio que publica hoy el International Journal of Psychophysiology y se presenta como el primer trabajo serio sobre los efectos de la meditación en el cerebro y la psicología de los estudiantes. «La práctica de la MT podría ser importante para cualquiera que se enfrente a un intenso y desafiante proceso de aprendizaje», según Fred Travis, investigador de la Universidad Maharishi de Administración de Empresas (MUM) y autor principal del estudio.
El trabajo tuvo como cobayas a medio centenar de estudiantes de la Universidad Estadounidense y otras de la región de Washington, y duró diez semanas. Los autores, entre los que también hay investigadores de la Universidad Estadounidense, midieron una serie de variables cerebrales en los sujetos, una mitad de los cuales practicó MT durante ese periodo y la otra no. Al final, el grupo de control mostraba variables que pueden llevar a un «pensamiento desorganizado y disperso», así como a gran ansiedad, preocupación e irritabilidad, según Travis, mientras que los que se habían sometido a los mandamiento de la MT se mostraban más equilibrados.
Sorprende que la secta del Maharishi Mahesh Yogi, el gurú de la risa tonta, se la haya colado a una revista científica. Y digo que se la ha colado porque ellos intentan vender el resultado de este estudio como lo que no es: ya están diciendo que la práctica de la MT puede ser «una nueva medicación» para los universitarios estresados, cuando el trabajo sólo demuestra -pongo la cursiva porque, dados los intereses de los autores, no me fío nada- que es mejor que no practicar ninguna relajación.
Hubiera estado bien que los investigadores hubieran dispuesto un segundo grupo de control de universitarios que se relajaran cierto tiempo al día escuchando música suave en un ambiente acogedor, durmiendo la siesta… Cuando eso se ha hecho, la recitación de mantras propia de la MT ha demostrado tener los mismos efectos para el organismo que la simple relajación. Así que, si quiere relajarse, olvídese de pagar una pasta a MT y túmbese en el sofá después de comer, por ejemplo. Claro que, si todo el mundo hiciera eso, Maharishi Mahesh Yogi no habría atesorado hasta finales del siglo pasado más de 3.000 millones de dólares (2.047 millones de euros) gracias a quienes creen que, siguiendo sus enseñanzas, accederán a un estado alterado de conciencia. Eso por no hablar de los ingenuos que creen que, mediante la MT, van a conseguir levitar.
Nota publicada en Magonia el 24 de febrero de 2009.