
El fenómeno fue presenciado por primera vez accidentalmente en 1989 por un investigador cuando calibraba una cámara para observar las estrellas. Veinte años después, los científicos todavía debaten sobre la causa de esos flashes que parecen danzar en el cielo. «Los duendes parecen por encima de la mayoría de las tormentas, pero no los hemos visto hasta hace poco. Suceden a mucha altura y duran sólo una fracción de segundo», justifica Price, cuyo grupo estudia los duendes de invierno del hemisferio Norte. «Los rayos de tormenta excitan el campo eléctrico superior, producendo los destellos. Ahora sabemos que sólo un tipo de rayo es el detonante de los duendes». Los flashes pueden organizarse en estructuras circulares con la apariencia de las velas de una tarta de cumpleaños. «Las velas de los duendes pueden tener 24 kilómetros de alto y todo el conjunto, unos 70 de ancho. ¡Parece una gigantesca celebración de cumpleaños!».Price y su equipo trabajan ahora con otros científicos israelíes en un proyecto para tomar las primeras imágenes tridimensionales del fenómeno. Usan en su investigación cámaras de control remoto montadas en tejados que les permiten ver las tormentas sobre las que se producen los duendes cuando todavía están sobre el Mediterráneo.