Andaban hoy por la mañana los vecinos de Gorliz riéndose de la noticia que protagonizaba la primera de Deia, me ha contado Pedro Luis Gómez Barrondo, miembro del Círculo Escéptico. Resulta que hay gente que cree ver la imagen de -¡cómo no!- la Virgen en una placa de marmol de un portal de un edificio de viviendas del pueblo costero, y el diario vizcaíno le ha dedicado al fenómeno una foto a todo trapo en su portada dominical, con el título «¿Las caras de Górliz?». Eso me hizo en el quiosco temer lo peor, algo al estilo del montaje de las caras de Bélmez. Por fortuna, el reportaje de Andrés Portero demuestra que el autor y el diario se chotean del asunto. Por eso, lo único inexplicable es la relevancia que han dado a esta tontería en primera página cuando tan revuelta está la situación política en el País Vasco. ¿O será por eso?
Gómez Barrondo, Ibon Basterretxea, miembro también del CE, y Borja Marcos se han acercado hasta el lugar para hacer las fotografias de rigor y hablar con los vecinos. Han descubierto lo previsible: que la imagen está ahí desde siempre, que se debe a una veta del mármol y que los habitantes del pueblo no le dan ninguna importancia. En una de las fotos de Gómez Barrondo -la que aquí reproduzco-, podemos ver en esa losa más que una cara, gran parte de una figura humana con túnica. Estamos, en realidad, ante lo que se conoce como pareidolia, una ilusión que hace que percibamos un estímulo sin sentido o ambiguo -las manchas en un mantel- como algo definido -un rostro o un objeto-. En el caso de la Virgen de Gorliz, como la veta coincide con el límite superior de la losa, resulta que carece de la parte superior de la cabeza. Y es que los milagros ya no son lo que eran.
Este nuevo fenómeno podría servir, sin embargo, a los vendedores de motos paranormales para reivindicar Gorliz como una puerta al Más Allá, un Ochate, el falso pueblo fantasma burgalés, a la vizcaína. Por si no lo recuerdan, en octubre de 2005, un agente de la Ertzaintza disparó contra lo que identificó como una pantera en un pinar de Gorliz, después de que varios vecinos dijeran haber visto un gran felino en la zona. Al final, la bestia se esfumó sin soltar un maullido, como ya había ocurrido en abril de 2003 en las proximidades. Todavía hay quien dice que el bicho existe más allá de la imaginación desbordada de algunos.
Nota publicada en Magonia el 6 de abril de 2008.