La del título es la pregunta que se hacen desde hace días en sitios nada sospechosos de incredulidad como el de la revista Fortean Times, tras hacerse pública una filmación de lo que parece la estela de un animal nadando cerca de la superficie del lago Ness, cuyo entorno aspira a convertirse en un futuro en Patrimonio de la Humanidad. El autor de la nueva película, Gordon Holmes, afirma que, cuando la grabó, el ser se encongraba a unos 90 metros de él y calcula que mediría entre 1,2 y 1,8 metros y se movía «más rápido que lo que un hombre puede caminar». No estamos ante la prueba definitiva de la existencia del monstruo, ni mucho menos, como explicaba hace unos días Joe Nickell, del Comité para la Investigación Escéptica (CSI), en la CNN.
El reinado criptozoológico de Nessie es incuestionable; pero con su existencia real sucede todo lo contrario. Esta nueva prueba no cambia nada, al igual que no lo ha hecho ninguna fotografía ni película de platillos volantes, fantasmas y otros fenómenos escurridizos. A la ausencia de pruebas sólidas y concluyentes, se suma que siguen sin respuesta preguntas clave que ya hemos hecho aquí varias veces: ¿cómo ha podido sobrevivir un único animal durante millones de años?; ¿estamos ante un monstruo de longevidad matusalénica?; ¿de qué se alimenta en el lago Ness, donde hay muy pocos peces?; si se trata de una población de varios ejemplares, ¿por qué no se han encontrado nunca restos de un cuerpo?; además, el lago se formó hace sólo 12.000 años, ¿dónde estuvo Nessie hasta entonces?.
Ante tanta incógnita, me aventuro a dar una respuesta: la estela de la película de Holmes no corresponde a nada relacionado con el famoso monstruo del lago Ness. ¿Nessie o nutria? Apuesten por lo segundo o algo parecido.
Nota publicada en Magonia el 3 de junio de 2007.