Forma parte de la historia de la televisión en España. Sus bolsas bajo los ojos y su voz son lo primero que a toda una generación nos viene a la cabeza cuando recordamos nuestro interés juvenil por lo paranormal; por enigmas como los de los platillos volantes, las pirámides, las desapariciones misteriosas, los poderes de la mente… Fernando Jiménez del Oso (Madrid, 1941) ha sido durante casi treinta años el rostro del misterio en nuestro país, al principio en Más allá (1976) y en La puerta del misterio (1982), ambos programas emitidos por Televisión Española (TVE). Después, dirigió varias series de televisión dedicadas a lo oculto antes de fundar las revistas Más Allá (1989), Espacio y Tiempo (1991-1995) y Enigmas(1995), y presentar algunos espacios en los canales autonómicos. Un cáncer de pulmón acabó con él a las 0.15 horas de ayer en Madrid y hoy será enterrado en la localidad de Tres Cantos.
La noticia del fallecimiento de Jiménez del Oso empezó a correr a primera hora de la tarde de ayer por las listas de correo dedicadas a lo paranormal. Así me enteré de ella y al principio no me la creí; pero el tiempo y los dolidos mensajes de quienes le admiraban acabaron convenciéndome de que no se trataba de uno de esos bulos de Internet que de vez en cuando la prensa se traga. A media tarde, hablé con uno de sus amigos, que me confirmó la triste noticia y tengo que reconocer que, más allá de apenarme, no supe que decirle. Jiménez del Oso fue mi introductor en los fenómenos paranormales. Primero, en sus breves espacios en Todo es posible en domingo y, luego, en Más allá, mis ojos de adolescente se abrieron a un mundo completamente diferente al que me rodeaba, repleto de hechos inexplicados, de enigmas que desafiaban la lógica. Sin embargo, con La puerta del misterio yo era ya un joven desconfiado respecto a sus sorprendentes historias, por muy en tinieblas que me las contaran.
Quienes intentan seguir los pasos de Jiménez del Oso han llenado en las últimas horas la radio española de panegíricos de este psiquiatra que dio sus primeros pasos en la tele de la mano de Chicho Ibáñez Serrador en «El regreso», una de las famosas Historias para no dormir. Si algo han dicho de verdad sus discípulos, es que fue un magnífico divulgador. Es cierto. Supo llegar a la gente; aunque eso no significa que lo que contara con voz lúgubre y rostro serio fuera verdad. Ni mucho menos. Prácticamente nada de aquel mundo misterioso existe en la realidad: los aviones no se esfuman sin más, la gente no mueve objetos mediante telequinesis, el hombre no convivió con los dinosaurios, los poderes de Uri Geller son los mismos que los de cualquier ilusionista, no hay extraterrestres que vayan por el mundo secuestrando humanos, todas las obras de la Antigüedad son obra de la inteligencia de nuestra especie… Él aseguraba que había convivido con un fantasma y que había visto en varias ocasiones platillos volantes, y en 1979 confiaba en «entablar contacto personal con seres de Ummo».
Andrés Aberasturi decía ayer en la Cadena SER que Jiménez del Oso era un «escéptico creyente», algo imposible: o se es escéptico o se es creyente. Sinceramente, pienso que era demasiado inteligente como para creerse algo de lo que contaba. Esa pose de seriedad con la que engalanaba las ideas más disparatadas era parte de su puesta en escena, como el tenebroso gabinete a media luz. Lo que no resta méritos a su capacidad como comunicador. Ya quisiéramos contar en España con una figura del racionalismo que estuviera a su altura como divulgador.
Otra de las mentiras que se han extendido en las últimas horas de Jiménez del Oso es que nunca se le pilló en fuera de juego. La verdad es que protagonizó algunos episodios vergonzosos, como cuando emitió la película Alternativa 3 como si se tratase de un documental basado en hechos reales. Se trataba en realidad de un telefilme rodado en el Reino Unido para emitirse en 1977 el 1 de abril, el Día de los Inocentes en el mundo anglosajón. Ocurrió el 13 de febrero de 1983 en TVE y fue la última entrega de La puerta del misterio. Años más tarde, en junio de 2000 y como director de Enigmas, fue condenado por un plagio cometido por Juan Jesús Haro Vallejo, quien hizo pasar en la revista como un reportaje de investigación propio un relato de los escritores Fernando Marías y Juan Bas en el que fabulaban sobre la superviviencia de Federico García Lorca al fusilamiento en el Barranco de Víznar.
Fernando Jiménez del Oso pasará a la historia del esoterismo ibérico como el rostro del misterio. Es de justicia. Sólo su cara ya vendía y, por eso, miraba a los lectores desde la portada de todas las revistas que dirigió y las de los libros de las colecciones que sacó al mercado, como la Biblioteca Básica de los Temas Ocultos (Ediciones Uve), la Biblioteca Básica de Espacio y Tiempo, la Nueva Biblioteca de los Temas Ocultos (Contrastes) y La Puerta del Misterio (Nowtilus). No volveremos a verle en la tele hablando con presunta asepsia del último misterio de moda, pero siempre podremos revisar muchos de sus trabajos gracias al vídeo y el DVD. Y, si se ven con un mínimo de espíritu crítico, comprobar que era un buen comunicador, pero la verdad es otra cosa y no está ahí dentro.
Obituario publicado en Magonia el 28 de marzo de 2005.