La cafetería Bongo Java de Nashville (Tennessee, EE UU) se ha quedado sin la que era su principal atracción desde diciembre de 1996: un pan de canela en el que Todd Truly, un empleado del establecimiento, creyó ver hace nueve años la cara de Teresa de Calcuta. El dueño del local, Bob Bernstein, se dio cuenta de inmediato del negocio y empezó a exhibir el pan de la monja en una caja acristalada, al tiempo que vendía camisetas, estampitas, tazas y otros objetos con la efigie de la religiosa. El dulce dio a su dueño publicidad gratuita en los principales medios de comunicación estadounidenses y pronto se enteró de la historia la protagonista de carne y hueso.
A través de su abogado, Teresa de Calcuta pidió entonces sin éxito a Burn que dejara de comercializar su imagen (¿qué hubiera hecho la religiosa ante el negocio montado en Roma alrededor de su meteórica ascensión a los altares?). Al final, ambas partes llegaron al acuerdo de que la cafetería no usaría ni el nombre de la monja ni la expresión Inmaculada confección. Al hostelero se le acabó el chollo el pasado domingo, día de Navidad, cuando un ladrón se llevó de la cafetería el milagroso pan de canela. Burn cree que era un fiel de la monja, porque se llevó el dulce, pero no el dinero del cepillo que siempre había al lado. ¿Se lo habrá comido?
Nota publicada en Magonia el 30 de diciembre de 2005.