Patxi Herranz y yo hablamos el lunes en Bizkaia y Punto, en Punto Radio Bizkaia, de mi experiencia en el espectáculo de Anne Germain y del pensamiento analítico y la incredulidad religiosa, en la trigésima primera entrega del curso 2011-2012 de Magonia, mi espacio semanal dedicado al pensamiento crítico en la emisora de Vocento.
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Prueban experimentalmente que pensar analíticamente fomenta la incredulidad religiosa hasta en los creyentes

Will Gervais y Norenzayan parten de la «vieja idea de la psicología» de que podemos procesar la información de dos maneras: una intuitiva, rápida y para la que tomamos atajos mentales; y otra basada en el pensamiento analítico, que exige un mayor esfuerzo intelectual, pararse a pensar. Ambos sistemas funcionan, a veces, en paralelo; y, en ocasiones, el pensamiento analítico se impone al intuitivo, que está demostrado que «facilita y apoya la creencia en lo sobrenatural, el aspecto central de las creencias religiosas». «Si la creencia religiosa emerge gracias a la convergencia de una serie de procesos intuitivos, y el procesamiento analítico puede inhibir o anular el intuitivo, entonces el pensamiento analítico puede socavar el soporte intuitivo de la creencia religiosa», apuntaban inicialmente los autores como hipótesis. Para ponerla a prueba, hicieron cinco experimentos.
En el primero, un grupo de universitarios tuvo que resolver tres problemas simples en los que la intuición lleva a una solución rápida y errónea, y responder después a tres series de preguntas sobre sus creencias religiosas. Los problemas eran del estilo de: «Un bate y una pelota cuestan 1,10 dólares. El bate cuesta 1 dolar más que la pelota. ¿Cuánto cuesta la pelota?». Los investigadores comprobaron que los individuos que aplicaban el pensamiento analítico -que daban con la solución correcta- tendían a mostrarse menos religiosos en el cuestionario subsiguiente. ¿Pero se trataba de una correlación o había una relación causa-efecto entre pensamiento analítico e incredulidad?
Para responder a esa pregunta, diseñaron otras pruebas en las que recurrieron a estratagemas para inducir a parte de los sujetos a pensar analíticamente. Así, descubrieron que, independientemente de sus creencias iniciales, los individuos pensaban más analíticamente si veían una figura que parecía estar haciéndolo -como El Pensador, de Rodin- que si tenían delante otra que no -como El Discóbolo, de Mirón-; si, en un juego de completar frases, las palabras entre las que podían elegir eran pensar, analizar, racional…; y hasta si se les preguntaba por sus creencias usando en el cuestionario un tipo de letra de más difícil lectura que lo normal. En todas estas pruebas, el grupo inducido a pensar analíticamente mostraba una mayor incredulidad religiosa que el de control.
En el estudio participaron 650 adultos estadounidenses y canadienses. Gervais reconoce que, aunque los resultados son «robustos», queda por explorar si el aumento de la incredulidad religiosa tras practicar el pensamiento analítico es temporal o se mantiene a largo plazo, y hacer pruebas similares en otras culturas.