
La comercialización de la maqueta como si fuera de un aparato de la Luftwaffe había provocado las protestas del Museo de Historia Militar (MHM) de Dresde y la Asociación Alemana para la Protección de la Infancia (DKSB), a la que preocupaba que un juguete con simbología nazi llegara a manos de niños. «En esa época era tecnológicamente imposible hacer algo así», ha indicado al diario alemán el historiador Jens Wehner, del MHM, en referencia a la construcción de una nave espacial como el Haunebu II. «Los entusiastas (de la ultraderecha) pueden usar esto como una estrategia para arrojar dudas sobre lo que sabemos hoy del nacionalsocialismo», ha añadido el experto.
Revell tiene en su catálogo maquetas de naves espaciales del cine, como el Halcón milenario, y también hay otros fabricantes que venden réplicas del Haunebu II, pero en ambos casos se aclara que son producto de la imaginación de sus creadores. Al anunciar que deja de fabricar el platillo volante nazi -medida un tanto drástica porque hubiera bastado con corregir la descripción de la nave en la caja-, Revell ha admitido que erró en el etiquetado de la maqueta. «Lamentablemente, la descripción de nuestro producto no expresa adecuadamente esto y nos disculpamos por ello», ha dicho en un comunicado. Un portavoz de la compañía ha precisado que en ningún momento ha sido su intención glorificar a los nazis. No diría yo lo mismo de algunas revistas esotéricas españolas de mi colección.