Carlos de Inglaterra es un devoto de las medicinas alternativas y promueve todo tipo de prácticas de efectividad no demostrada mediante su Fundación para la Salud Integrada. De lo que me acabo de enterar por la agencia Efe es de que el príncipe heredero británico es, además, un vendedor de remedios mágicos, al estilo de los buhoneros de las películas del Oeste, a través de su empresa Duchy Originals. La compañía comercializa productos como la tintura desintoxicante de alcachofa y diente de león, que dice que elimina toxinas del cuerpo, al módico precio de 10 libras por 50 mililitros (200 libras el litro). Muy descarado tiene que ser el engaño cuando le critican con dureza hasta en filas próximas.
«Carlos está explotando a la gente en tiempos difíciles», ha dicho Edzard Ernst, el primer profesor universitario de Medicina Alternativa de Reino Unido. Para Ernst, que da clase en la Universidad de Exeter, la firma del príncipe debería denominarse Dodgy Originals (Originales no fiables) porque, «bajo el estandarte de la atención médica holística e integral, promueve un arreglo rápido y un curanderismo descarado». En su opinión, el príncipe «contribuye a empeorar la salud del país al fingir que todos podemos sobrepasarnos y luego tomar su tintura y estar bien otra vez», cuando «el cuerpo dispone de un poderoso mecanismo para ocuparse de ello por sí solo y no hay pruebas de que el diente de león o la alcachofa mejoren esta función». La compañía ha respondido diciendo que lo que vende «no es una medicina», sino «una ayuda natural para la digestión» que «apoya los procesos naturales de eliminación del cuerpo». No pidan pruebas, que por eso se vende como complemento alimenticio, para no tener que pasarlas.
El heredero británico fue calificado de ignorante en agosto pasado por destacados miembros de la comunidad científica tras vincular los transgénicos con el cambio climático; decir que, si no se pone coto a los primeros, vamos hacia un desastre medioambiental; y eludir la necesidad de una nueva revolución verde que garantice la alimentación a una Humanidad creciente. «No ha dicho más que tonterías. Como muchos ricos no tiene ni idea de las privaciones en otras partes del mundo», criticó Johnjoe McFadden, genetista de la Universidad de Surrey para quien el príncipe «quiere conservar su visión de un idilio rural diciéndoles a los pobres que deben comer pasteles orgánicos mientras él llena de vino (bioetanol) el depósito de su coche deportivo».
Nota publicada en Magonia el 10 de marzo de 2009.