Paul Davies, cosmólogo de la Universidad Estatal de Arizona y reputado divulgador científico, cree que puede haber en la actualidad en la Tierra alienígenas, microorganismos completamente diferentes desde un punto de vista bioquímico a la vida que llena el planeta desde los fondos de los mares y las grutas más profundas hasta el cielo. Lo dijo el domingo en su intervención el encuentro anual de la Asociación Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS), la más prestigiosa organización científica. La posibilidad de que no estemos solos en casa es algo sobre lo que ha alertado a Davies en los últimos años y que, a pesar de lo sorprendente que parezca, no puede descartarse. «Toda la vida tal como la conocemos parece haber tenido un ancestro común, pero ¿podría la vida haber surgido en la Tierra varias veces? ¿Podría existir todavía en la Tierra (alguna muestra de esas vidas anteriores) en ecosistemas extremos y no haber sido detectada porque nuestras técnicas están preparadas para la bioquímica de la vida conocida?», se pregunta el científico.
Nadie puede negar esa posibilidad. La vida es extraordinariamente resistente. Hace tres años, por ejemplo, un grupo internacional de científicos descubrió, a 3 kilómetros de profundidad en una mina de oro sudafricana, una comunidad de bacterias que depende del uranio radiactivo para convertir moléculas de agua en energía. A los organismos que viven en condiciones extremas se los conoce como extremófilos, y son desde hace tiempo objeto de especial atención por parte de los astrobiólogos, los científicos que se dedican a la búsqueda vida en otros mundos. Parten de un razonamiento: lo más parecido a otro planeta en la Tierra son ecosistemas extremos como el de la mina de oro de Sudáfrica, el de Río Tinto y el de las fumarolas oceánicas. Davies plantea que todavía persistieran en uno de esos entornos terrestres muestras de una vida anterior que perdió la carrera evolutiva contra la conocida, que desciende toda de un mismo organismo. Es lo que él llama vida en la sombra.
«Es sólo una teoría. Pero, si alguien descubriera vida en la sombra o vida extraña, sería lo más impresionante en biología desde Darwin. Simplemente estamos diciendo: ¿por qué no echar una mirada? No cuesta mucho (comparado con buscar vida en Marte) y podría estar justo debajo de nuestras narices», indica Davies, quien ha defendido su punto de vista en publicaciones como Scientific American y Astrobiology.
Nota publicada en Magonia el 17 de febrero de 2009.